Cargando...

Coronavirus

La cornada más cruel de Juan

Es torero de plata desde hace dos décadas, iba a comenzar su temporada como siempre en marzo, pero el coronavirus truncó todo y ahora se ve contra las cuerdas y ante el desamparo económico y el ninguneo de la administración

Juan Navazo, banderillero, al igual que todo el sector del toro, está pasando un mal momento ya que lleva meses sin ingresar nada. ©Gonzalo Pérez MataLa Razón.

Hace casi 20 años que Juan Navazo decidió cambiar el terno de oro por la plata. Eso que ocurre a tantos. Después de andar el camino de los sueños por las novilladas sin caballos y picadas ocurrió eso que pasa algunas veces en la vida: las grandes decisiones. Juan Navazo lo hizo. Apenas tenía los 23 o 24 años. Era mucho. El cambio no suponía dejar la profesión, más bien era una transgresión de sueños. Esa moneda de cambio tan preciada por seguir viviendo de una pasión que no se entiende si el amor por el toro no te corre por las venas. Y así fueron pasando los años. Unos mejores que otros, pero con la dignidad de torero solvente y respetuoso con el animal.

Esas palabras mayores que tampoco se entienden desde la distancia. El toro es y será el tótem sagrado sobre el que se mantiene el misterio de la Tauromaquia. Una anacronía en tiempos locos. Y ahora lo son mucho. Hay veces en la vida que no se busca la comprensión, no la de todo el mundo, pero sí la sintonía con tu conciencia y a Juan, a Juan Navazo, a pesar de muchos disgustos, también le ha dado muchas alegrías y la forma de ganarse la vida. Este año, el 2020, el capicúa, pintaba bien. El 21 de marzo comenzaba la temporada.

Era un festival picado el preámbulo, la antesala de la temporada, antes de ver la cara al toro. Que es lo mismo que decir comenzar esas íntimas conversaciones con el miedo. Ese diálogo constante que inicia en el mes de marzo y no acaba hasta el mismo ocaso de la temporada a finales del mes de octubre. Todos los saben. El miedo se ve en sus caras antes de hacer el paseíllo. Y hasta se puede oler. El miedo hiere, duele, pero también es adictivo. Eso dicen. Juan Navazo este año iba con Ángel Téllez, matador de toros. Se habían hecho los deberes: los tentaderos, el campo, todo preparado para dar rienda suelta a la campaña. La suerte echada. Hasta que lo más inesperado, la pandemia, el maldito coronavirus se apoderó de cada poro de nuestras vidas y de nuestras muertes. «Se ha cebado con todo, con todos, de hecho, Josete, el apoderado de Ángel Téllez ha muerto por Covid.

Juan Navazo, banderillero, al igual que todo el sector del toro, está pasando un mal momento ya que lleva meses sin ingresar nada.©Gonzalo Pérez MataLa Razón.

La dureza de estos meses está siendo tremenda», dice Juan. Se le amontonan las palabras. Tiene mucho que decir. El tiempo pasa y va en su contra. La soledad hoy es más terrible que nunca: «Yo soy el motor económico de mi casa, porque mi mujer no tenía trabajo. Con lo que yo ingresaba pues vivíamos. Nos apañábamos. Y de pronto esto me ha dejado parado, no hay actividad, no hay inicio y lo que he ganado de la temporada anterior me ha llegado hasta marzo. Ha llegado la pandemia y de alguna manera se ha cerrado el chiringuito, no hay manera de ingresar por ningún lado».

Los días pasan y la angustia crece: «Me he puesto en contacto con la gente para ver qué puedo hacer. Los ingresos ya se han acabado, la familia puede ayudar en algo, pero ya estamos en mayo, casi en junio, y a día de hoy, no hay ni una ayuda. La Unión de Banderilleros está ayudando mucho, pero el Gobierno no es devoto de la Tauromaquia y desde el SEPE te mienten, te ningunean y manipulan. Como yo hay muchas familias, es más diría que el 90% están igual, recibo llamadas de compañeros que me cuentan situaciones parecidas. Si vives más o menos al día y no tienes un colchón económico es fácil verte en esta situación y cuando ocurre no tienes dónde agarrarte», admite el torero de plata.

«Se nos está ignorando»

La indignación aumenta según habla. Son muchos años, vivencias sumadas... «Lo peor de todo esto es que somos un sector que ingresa mucho dinero a las arcas del Estado y se nos está ignorando. Aportamos una cantidad mucho más elevada de lo que nos dan y por ley pertenecemos a Cultura y parece que les da vergüenza decirlo. Si no me equivoco el Estado percibe anualmente 122 millones de euros por IVA de la Fiesta de los toros, pero a la hora de la verdad nos silencian. Es indignante, además de la riqueza cultura que genera cada vez que se celebra un festejo o una feria. Lo que sé es que mi situación es caótica y nadie ayuda», relata Juan Navazo. En estos casi tres meses de parada técnica, justo cuando sobre el papel debía haber echado a volar su temporada, los viajes... Juan no ha parado: el papeleo más improductivo al que se ha enfrentado en sus 43 años de vida. «En el SEPE no te dicen que no, más bien te manipulan. Te piden mil requisitos, papeleo de todo tipo, y al final no sabes muy bien qué pasará. A día de hoy no tengo noticias. Sé que a compañeros se lo han denegado por pertenecer al grupo de toreros. He hecho una moratoria de la hipoteca para atrasar los pagos, pero también te encuentras con mil trabas. Nada es fácil y te ves en una situación complicada cuando no puedes pagar la luz, el agua y tienes que estar pidiendo favores a los demás. Día que pasa la deuda va aumentando y no tengo la menor idea de cuándo voy a poder facturar para poder cambiar la situación. Encima ahora el trabajo está como está. Nosotros cotizamos, y mucho. Nos quitan IRPF, Seguridad Social, pagamos todos los impuestos y cuando llega algo así y es imposible realizar nuestra profesión, ¿de verdad no tenemos derecho a nada? Es una discriminación despiadada».

Juan Navazo, banderillero, al igual que todo el sector del toro, está pasando un mal momento ya que lleva meses sin ingresar nada.©Gonzalo Pérez MataLa Razón.

Hablamos del ánimo, ese que hay que mantener fuerte para enfrentarse al toro y que a todos nos ha flojeado antes o después en tiempos de la Covid-19: «Es como vivir en una montaña rusa, unos días mejor y otros peor, a veces te dejas llevar por la mano de Dios y lo que tenga que ser será, pero pienso mucho en mi hija, en su futuro, en sus necesidades... En esta situación es difícil hasta soñar y mira que lo intento, aunque sea para evadirme».

Nada como mirar un poco al pasado para subir al ánimo: «Yo me hice banderillero convencido y el balance ha sido muy positivo. He ido con muchos toreros a los que tengo aprecio y me han dado mi sitio, me he sentido respetado y en el toreo esos valores tienen mucho sentido. Como todo en la vida, luego ha habido años más redondos que otros, temporadas en las que he toreado más y otras menos. Las lesiones te las pueden fastidiar, etapas en las que ves las cosas más claras delante del toro y otras en las que no. Los desafíos implícitos en la carrera de torero, pero he ido cumpliendo mis metas. Después de casi 20 años como torero de plata se enfrenta, como todos, a una nueva etapa desconocida y marcada por la incertidumbre: «Ni tan siquiera sabemos lo que nos va a suceder, lo que viene. De momento estamos atados de pies y manos. Es verdad que ante esta situación debería haber más unión entre las distintas partes del sector, eso nos ha faltado siempre y nos sigue faltando. También me lo reprocho a mí mismo. En ocasiones, nos falta movilizarnos, callamos mucho, somos demasiado buenos y nos tienen arrinconados», comenta el banderillero.

A punto de que comience el mes de junio y mientras se debate la posibilidad de que haya festejos, Juan analiza la situación: «Puede que se dé algún festejo, pero será de manera aislada, no habrá temporada como tal para que podamos torear todos y vivir de esto, como lo hemos hecho hasta ahora. De momento, lo que tenemos encima de la mesa es pura incertidumbre». Y con eso se queda este padre de familia a estas alturas del mes de mayo. El año que la temporada nunca comenzó.

Cargando...