Feria de San Fermín

Demoledor aterrizaje de López Simón

Alberto López Simón sale a hombros de Pamplona en el día de San Fermín
Alberto López Simón sale a hombros de Pamplona en el día de San Fermínlarazon

Corta tres orejas y sale a hombros en la Feria de San Fermín en el Día del Patrón.

Pamplona. Tercera de San Fermín. Se lidiaron toros de la ganadería de Jandilla, enormes y despampanantes de cara. El 1º, con movilidad y repetición, pero a media altura y sin control; el 2º, con movilidad y codicia, y violento; el 3º, más templado, noble y humillado; el 4º, paradote; el 5º, va y viene y de media arrancada; y el 6º, paradote. Lleno en los tendidos.

Juan José Padilla, de blanco y oro, estocada contraria (silencio); y pinchazo, estocada atravesada, estocada, aviso, descabello (silencio).

Pepe Moral, de verde botella y oro, pinchazo, estocada tendida, seis descabellos, dos avisos (silencio); y estocada corta, aviso (silencio).

Alberto López Simón, de azul marino y oro, estocada (oreja); y estocada buena (dos orejas).

Era, es, el Día del Patrón. Y a San Fermín pedimos y venimos cada año con la energía renovada, a pesar de los sustos que nos podemos llevar por el camino. Los sustos que se prodigan al mismo son que bendiciones a las ocho de la mañana en los encierros matinales. Apretaron por la mañana los de Jandilla en el recorrido y arreciaron también los pitos cuando el nuevo alcalde del Ayuntamiento pamplonés, Joseba Asirón, asomó por presidencia. Recién llegado al cargo y con la polémica en lo alto al comenzar el chupinazo con una ikurriña desde el palco. Le pitaron largo y tendido, aunque algunos cercanos se esmeraban en levantar las manos y aplaudir como si sonara más. Se cumplía con la tradición. Así ocurre siempre. Sólo que la memoria reciente es puñetera y difícilmente olvida que echaron al aficionado donostiarra no hace tanto, tres años se cumplirán, por el consentido capricho de su misma formación política. Bildu. Prohibir en un lado y presidir la corrida en otro: incoherencia ya no política sino vital. El primer Jandilla nos recordó que estábamos en Pamplona en un segundo por su seriedad, un pavo, que hizo cosas raritas en el capote, no sé si estaba descoordinado, falto de fuerzas u orientado. Iba cambiando el terreno según le daba. Banderilleó con solvencia Padilla, que ha firmado dos tardes aquí, y luego el toro se vino arriba, sacó movilidad y repetición, aunque haciéndolo a media altura y ganando la partida al torero gaditano de principio a fin.

Exigió también un segundo a Pepe Moral que se movió una barbaridad y repitió sin descanso en la muleta, pero no siempre era claro y muchas veces se violentaba en el engaño. No era fácil mas el sevillano buscó el temple que calmara las aguas ahí abajo, a pesar de que no siempre lo logró y se desequilibró a espadas.

Entró López Simón sin que nadie lo pudiera evitar en el corazón de Pamplona con una faena sólida, capaz y templada. Buscó la colocación, la buena, para que los muletazos tuvieran entidad y verdad. Y así a pesar de la charanga o del ruido que invade el coso de la Misericordia puso a todos de acuerdo. Colaboró el toro, que tuvo más ritmo y humilló más en el viaje, pero hay una sensación que es la que domina las emociones: salga lo que salga de toriles se va a poner igual. Y esa entrega apabullante pasa la frontera del ruedo. Cayó la estocada un punto abajo y se le pidieron los dos trofeos pero arriba no quisieron. A ver si mantienen ese rigor durante la feria. El sexto tenía por delante leña para pasar un invierno entero pero se paró pronto, al poco de comenzar. La puesta en escena fue impecable. ¡Qué sitio! ¡Y con esos pitones! Multiplicó el pan y los peces... hasta llegar a las manoletinas del final y una estocada que le dio el doble trofeo sin que nadie quisiera remediarlo.

A Padilla se le vio desbordado con un cuarto, que bajó mucho las revoluciones y se paró luego casi en seco, como de aburrimiento, y Moral tampoco encontró el ritmo con un quinto que dejaba estar. En las diferencias, entre uno y otros, hubo un abismo.