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Crespo: «Las cornadas son heridas muy traicioneras»

El cirujano taurino analiza para La Razón los incidentes que salpicaron el pasado verano a su profesión en plazas de tercera categoría

Enrique Crespo, en uno de los festejos que ejerce como cirujano
Enrique Crespo, en uno de los festejos que ejerce como cirujanolarazon

Tras los polémicos percances de la temporada analizamos la situación de la cirugía taurina

Más allá de los triunfos, de los récords, del relevo y de las despedidas esta temporada será recordada por dos manchas que podrían haber sido imborrables. Dos manchas que sucedieron con los percances de David Mora en Socuéllamos y Manuel Escribano en la plaza de Belmonte, en Cuenca, y que podrían haber acabado con nefastas consecuencias ante el interminable mundo de los quirófanos de las plazas de toros, donde ocurren tantas cosas en tan poco tiempo y no siempre se caen en manos cualificadas en la cirugía taurina.

Acompañamos al doctor y Secretario de la Sociedad Nacional de Cirugía Taurina Enrique Crespo a una de sus jornadas laborales como cirujano responsable de la Plaza de Toros de Moralzarzal (Madrid). Desde allí diagnostica las causas de esta situación y receta sus posibles soluciones.

Aunque pueda parecer que lo sucedido a Mora y Escribano son dos sucesos aislados, el galeno confirma que han sido resultado de la degradación de un modelo sanitario que necesita evolucionar en todos sus ámbitos: «No todo es culpa de una falta de dinero, de hecho los médicos menos cualificados pueden llegar a cobrar más que nosotros. Aunque es cierto que incrementar los presupuestos permitiría contar con mejores profesionales, no es un problema de dinero sino de vocación».

Es en el futuro donde Enrique y la Sociedad Nacional de Cirugía Taurina concentran sus recursos y preocupaciones: «El mayor problema es el gran déficit de profesionales de garantías que hay, muchos van solo a cumplir con el trámite. Para evitar esto buscamos financiación para organizar tres cursos al año en las tres zonas donde más festejos populares se dan; Valencia, Castilla y León y Castilla la Mancha». «Tratar una cornada no es algo realmente complicado, pero sí requiere experiencia. Además se debe ser muy agresivo con la herida, abrir e inspeccionar para estar totalmente seguro del alcance de la lesión. Las cornadas son heridas muy traicioneras», añade el cirujano.

Nada más cruzar el patio de caballos de la Plaza de Toros de Moralzarzal Enrique se lamenta de que una infraestructura que costó cerca de 6 millones de euros no cuente con enfermería. Sin embargo, el doctor presume de poder contar en estos días con unos de los mejores quirófanos móviles que hay en España. «Pero no todos los quirófanos móviles son así, muchos no están adecuadamente equipados», advierte.

El peso de la responsabilidad recae sobre las tres patas de la fiesta, también sobre los toreros. Aunque el Dr. Crespo reconoce que la tendencia ha mejorado algo, asegura que la inmensa mayoría de los toreros se despreocupan de las condiciones en las que se les atenderá en caso de percance: «Salvo contadas excepciones como José Tomás o Cayetano, los toreros nunca se han preocupado por nuestro sector, cuando deberían ser los principales interesados. Debería ser tan habitual ver a un toreo visitar antes del festejo la enfermería como la capilla».

Además del desarrollo de cursos de formación gratuitos la Sociedad está inmersa en otros proyectos como la elaboración de un reglamento sanitario único para toda España y la creación de un título o diploma que acredite la formación en cirugía taurina, que sorprendentemente no existe.

Lejos de elogios y apodos como «ángel de la guarda» Enrique asegura que lo más gratificante de su profesión es la confianza que el matador herido pone en él para que le salve la vida. « «Eso es algo impagable», concluye el galeno.