Toros

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Fermín brilla manejando la zurda en la novillada nocturna de Las Ventas

Alejandro Fermín, en un momento de la faena. Twitter
Alejandro Fermín, en un momento de la faena. Twitterlarazon

Ficha

Novillos de Guadajira, muy bien presentados, bravos, exigentes y con transmisión en conjunto. Novillada muy interesante. Importante. De alta nota, aunque con matices. Lo mejor, la calidad del primero y segundo; con menos clase pero sin perder emoción, tercero y quinto. Noble y manejable el sexto. Ovacionados los dos primeros arrastres y aplaudidos los otros cuatro.

Jesús Chover, de azul marino y oro: estocada baja y trasera (silencio); y pinchazo y estocada (silencio); y

Alejandro Fermín, de añil y oro: estocada trasera y atravesada (aviso y vuelta al ruedo tras petición); y dos pinchazos y media tendida (silencio tras aviso).

Pablo Mora, de celeste y oro: estocada desprendida (silencio); y casi entera (vuelta al ruedo tras petición).Madrid, 6 jul (EFE).- El novillero Alejandro Fermín fue el encargado de poner hoy el argumento artístico a una interesante y brava novillada de Guadajira con la que se abrió el ciclo de novilladas nocturnas del mes de julio en Madrid, bautizadas con el eslogan "Cénate Las Ventas".

Un proyecto novedoso en el que, además de toros, los aficionados pueden degustar una selección de productos gastronómicos de la región, todos ellos con el sello "gourmet", aunque la verdadera "delicatessen"de la noche fue la mano izquierda del joven torero de Cabezuela del Valle (Cáceres), que toreó al natural de auténtica maravilla, aunque su mala espada le impidiera tocar pelo.

Muy templado, muy hondo y con mucho gusto, Fermín ya brilló manejando la zocata con el buen segundo, un novillo serio, cuajado y con calidad, pero al que había que afianzar con suavidad y mimo en unas probaturas a derechas de buen corte y mano baja.

Posee un concepto muy puro este Fermín, de sello clásico y de tremendo gusto, algo que corroboró en una serie al natural, simplemente extraordinaria. Hondura, cadencia, ajuste y perfecta expresión. De las de olé rotundo. Otra más de igual guisa y la plaza ya estaba con él. Porque cuando se torea de verdad Madrid se entrega como ninguna otra plaza.

Un final por bernardinas fue perfecto corolario, pero la espada, ¡ay la espada! se le fue demasiado atrás y una cuarta también abajo. Y, lo que son las cosas, lo que otras veces se ha pasado por alto, sobre todo este año, fue lo que, precisamente, le impidió cortar la oreja. La vuelta al ruedo que dio, eso sí, tuvo su peso en oro.

También con el quinto dejó patente Fermín que su zurda es de auténtico oro. Qué bien volvió a torear por naturales a otro utrero noble pero al que le faltó finales y, sobre todo, "romper"de verdad hacia adelante. Volvió a atascarse con la espada y esta vez fue silenciado. Pero cuidado con este torero, pues ha demostrado que sabe torear, y muy bien además.

También cuajó una buena impresión Pablo Mora, que dio otra vuelta al ruedo tras dar muerte al bravo y emocionante sexto tras una faena de corte encimista, valentona, de querer mucho y estar lo que se dicen "en novillero". Le faltan cositas por pulir pero la base fundamental del valor y la entrega ya la tiene. Manejó con acierto la espada y le llegaron a pedir la oreja. Pero no. Vuelta al ruedo y todos tan contentos.

Antes, con el tercero, novillo al que le faltó algo más de clase, no se entendió tan bien Mora con él, aunque, en su haber, dejó retazos de buen aire dentro de una faena sin redondear ni rematar con la espada.

Jesús Chover, por su parte, desaprovechó una oportunidad de oro de encumbrarse en Madrid al dejar escapar un lote de lío gordo, con un primero de función serio, enclasado y bueno al que toreó con su particular toreo bullidor, acelerado y muy poco profundo.

Hubo mucha disposición, sí, con largas cambiadas, banderillas de todo tipo y ganas a raudales, pero faltó templarse, serenarse y torear como se merecía tan buen utrero, que marchó al desolladero con las orejas puestas y con la ovación por parte del respetable, que, por su parte, silenció la labor del valenciano.

No mejoró el panorama con el imponente, encastado y emocionante cuarto, con el que Chover volvió a naufragar, sin acoplarse en ningún momento, destemplado, mal colocado y dando la impresión de estar constantemente a merced del astado, que fue el que realmente marcó el ritmo de la faena. Lástima de oportunidad perdida por parte de este ya veterano novillero (8 años lleva ya toreando con los del castoreño). Efe