Toros

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Guillermo Hermoso, clasicismo en vena y triunfo

El rejoneador navarro salió a hombros con la amazona gala Lea Vicens; Pablo tuvo una buena actuación en la segunda de la Feria de San Mateo

Guillermo Hermoso en la segunda de la Feria de San Mateo de Logroño / Efe
Guillermo Hermoso en la segunda de la Feria de San Mateo de Logroño / Efelarazon

El rejoneador navarro salió a hombros con la amazona gala Lea Vicens; Pablo tuvo una buena actuación en la segunda de la Feria de San Mateo.

Cerca de casa, Pablo Hermoso de Mendoza se volvía a anunciar con su hijo Guillermo en un cartel que se ha repetido durante toda la temporada, acompañados por la rejoneadora francesa Lea Vicens. La combinación llenó alrededor de tres cuartos del aforo cuando a eso de las seis de la tarde sonaron los clarines y comenzaba el lío. El de los caballos a escena, tan bellos que en sí mismos resultan un espectáculo, el de la vuelta al ruedo de los jinetes a modo de saludo antes de comenzar. Los aplausos, la predisposición del espectáculo a pasarlo bien, al divertimento. Logroño. Y su plaza cubierta a salvo de las inclemencias, en estos días inestables, aunque San Mateo nos está salvando. Pablo Hermoso abrió plaza como es habitual y lo hizo con un ejemplar que amagó con querer irse. Una cosa fue lo que quiso hacer el toro y otra la que acabó haciendo. “Berlín” ejerció de mago para quitarle esa querencia, sujetarle a la cabalgadura y acabar por encelarlo. Reunido y clásico en todo momento cumplió el patrón de su veteranía, no tan acertado con el rejón de muerte, por lo que la labor acabó difuminándose.

La sobriedad de Hermoso guarda todo el misterio a cuestas y lo fue desgranando en el cuarto. Le fluye el toreo a caballo en las cercanías, en la distancia perfecta del toro como si el conjunto tuviera una resolución única en ese solo momento de espacio y tiempo. Esa capacidad de hacer fácil lo difícil que a veces hace que no tenga la trascendencia esperada, pero hay un abismo de diferencia. Un pinchazo feo precedió a un rejón de efecto fulminante que impulsó la concesión del trofeo.

Lea Vicens volvió a conectar con el público desde el principio con el manejable segundo de Ángel Sánchez y Sánchez. Luciéndose en la manera de componer antes del embroque mantuvo la atención en todo momento, a pesar de que falló en la suerte suprema y el contador siguió quedando a cero. A la primera mató después de que el presidente no le dejara poner las rosas y eso hizo que la gente se pusiera de inmediato de su parte. Dos orejas cortó después, abriéndose así la Puerta Grande. La faena gozó en todo momento de interés por el desafío de tener retenido al toro en las cabalgaduras cuando quería en verdad dormirse en tableros.

En tercer lugar le tocó el turno a Guillermo Hermoso, el hijo de Pablo, que protagonizó una sobria actuación ante un manejable ejemplar de menos a más y que se fue ganando poco a poco al público con el colofón de la proximidad de la rosa y la explosión del par a dos manos. Un pinchazo precedió al rejón, que fue de rápido efecto y así el trofeo. El primero de lo que llevábamos de tarde. Expuso con el sexto en las proximidades como quien tiene claro que no se quiere quedar atrás. El noble toro le permitió encontrar la recompensa a tan enfibrada labor. Y acabó por llevarse de lleno la tarde. Pablo tiene buena descendencia en los ruedos. Y en honor al clasicismo.

► Ficha del festejo

Logroño (La Rioja). Segunda de la Feria de San Mateo. Se lidiaron toros, despuntados reglamentariamente de pitones para rejones, de Ángel Sánchez y Sánchez. 1º, mansito y noble; 2º y 3º, manejables de juego; 4º y 6, nobles de juego; 5º, rajadito pero se deja. Tres cuartos.

Pablo Hermoso, dos pinchazos, rejón contrario (ovación); medio rejón defectuoso, rejón fulminante (oreja).

Lea Vicens, rejón, pinchazo, rejón muy trasero, dos descabellos (silencio); rejón (dos orejas).

Guillermo Hermoso, pinchazo, rejón (oreja); rejón, descabello (dos orejas).