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Toros

Robleño y Escribano superan el desafío

Una oreja cada uno en el primer enfrentamiento ganadero de la Monumental

Fernando Robleño durante la faena de muleta, esta tarde en Las Ventas / EFE
Fernando Robleño durante la faena de muleta, esta tarde en Las Ventas / EFElarazon

Las líneas pintadas sobre el albero confirmaban lo anunciado. Era la hora del primer desafío ganadero del final de la temporada venteña, que se disputaba entre los hierros de Saltillo (1º, 2º y 3º) y Valdellán (4º, 5º y 6º). Pero más allá de iniciativas «toristas», distancias y puestas de largo, la verdad y la emoción la pusieron los de siempre, toros y toreros.

Fernando Robleño protagonizó lo mejor de la tarde con el cuarto «Navarro», un gran toro. De infarto fueron dos tandas de derechazos en las que entre él y el animal no cabía ni un palmo. Con esa misma actitud el madrileño, que conquistó a unos tendidos puestos en pie y sumergidos en su labor, se fue sin dudarlo a por la espada. Tras un pinchazo que no enfrío el ambiente y una estocada entera recibió una merecida oreja. Poco pudo hacer ante el segundo de la tarde, que marcó pronto sus intenciones saltando al callejón. Lo intentó todo por el pitón derecho de un toro sin transmisión. Tras un pinchazo y una estocada entera fue silenciado.

Cristian Escribano, esta tarde en las Ventas

Cristian Escribano, que tomaba la alternativa en 2011 encontrando tras ella una larga ausencia de oportunidades, la confirmaba hoy de manos de Robleño en una plaza que presentó un tercio de entrada. Desde principios de faena, que fue muy asentada y concentrada en los medios se metió al público en el bolsillo y con un excelente estoconazo no dejó escapar el triunfo. Una oreja que no pudo repetir en el sexto, en el que tras recibirlo por delantales y firmar unos vibrantes comienzos con la muleta, la faena fue a menos y quedó emborronada tras fallar con los aceros.

Venegas se las vio con un tercero que pronto avisó con embestidas inciertas, que en el capote logró dominar por verónicas de gran gusto y con las que conectó con el público. El comienzo de faena no pudo tener más entrega. El torero se abandonó por momentos toreando por ambos pitones y con gran lentitud. El toro, de gran calidad pero excesivamente castigado en el caballo, no aguantó la exigencia y fue a menos. Tras una estocada entera el toro acaparó los aplausos. Poco destacable fue su labor ante el quinto, en la que faltó temple y que intentó rematar tirándose con todo a matar, sin éxito.

En el tercio de varas destacó el cuarto «Navarro», pero en general no fueron lo lucidos que se espera en una propuesta así.

Tres toros (1º, 2º y 3º) de Saltillo, más fuertes con los dos primeros y más vareado el tercero y de juego desigual. Noblote por el derecho aun faltándole entrega, el primero; al segundo le faltó clase y recorrido; al enclasado tercero se le castigó demasiado en varas. Y otros tres (4º, 5º y 6º) de Valdellán, cuajados, bueno y a más el cuarto; manejable el quinto; y correoso, el sexto. Un tercio de entrada

Fernando Robleño, de blanco, plata y remates negros: pinchazo y estocada caída con derrame (palmas); y pinchazo y estocada (oreja).

José Carlos Venegas, de frambuesa y oro: estocada trasera y (silencio tras aviso); y pinchazo, otro hondo muy tendido y media atravesada y tendida (silencio tras aviso).

Cristian Escribano, que confirmaba alternativa, de blanco y oro: gran estocada hasta la bola y de efecto fulminante (oreja); y tres pinchazos, otro hondo y dos descabellos (silencio tras aviso).