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Toros

Sevilla

Talavante puso personalidad a la tarde en Sevilla

Morante ofreció las dos caras del toreo en la tradicional corrida de Domingo de Resurrección que abre la temporada en la Maestranza

Talavante, de muleta con el tercer toro de la tarde, al que le consiguió una oreja larazon

Morante ofreció las dos caras del toreo en la tradicional corrida de Domingo de Resurrección que abre la temporada en la Maestranza

- Sevilla. Primera de temporada. Toros de Domingo Hernández, el tercero sobrero de Garcigrande, bien presentados, faltos de raza. Lleno absoluto.

- Morante de la Puebla, de celeste y azabache. Estocada caída (silencio). Tres avisos (división de opiniones).

- José María Manzanares, de sangre de toro y oro. Estocada (silencio). Estocada (silencio).

- Alejandro Talavante, de azul rey y oro. Estocada (una oreja). Pinchazo, aviso y estocada (ovación tras petición de oreja).

El toro que abrió la temporada en Sevilla tuvo poca fuerza y menos raza, todo lo contrario que Morante de la Puebla, que llegó muy motivado a este reencuentro con la afición de Sevilla. Salió pronto a recibir a este animal, dejando un ramillete de verónicas entre las que destacaron las dos últimas y la media con que abrochó la serie de recibo. Tercio de varas de puro trámite, dada la blandura del astado. A pesar de todo el diestro intentó sacar faena, en la primera parte con la mano derecha y posteriormente con la zurda, hubo disposición y aroma en momentos sueltos y faltó emoción al toro, por lo que no pudo culminar sus intentos. Más cerca del triunfo estuvo el diestro ante el cuarto. Destacó en un quite por verónicas y luego en una faena que si bien tuvo altibajos, los altos fueron de bella factura. No quería Morante que se le fuera la tarde, estuvo decidido y con buena técnica, dejando momentos y muletazos preciosos, de los que entusiasman también en la Maestranza, y, aunque faltó mayor continuidad, lo que hizo llegó mucho al tendido. Todo ello después del sabor amargo que dejó una aparatosa jornada que sufrió el banderillero Antonio Jiménez durante el tercio de banderillas. Al final, no pudo ser: después de alargar en demasía la faena y sonar un aviso antes de entrar a matar, el diestro no tuvo tiempo de matar a su oponente y a pesar de varios descabellos sonó el tercer aviso, por lo que el toro ya moribundo se quedó en el ruedo. No hubo reproche para el torero, lo había intentado, había gustado y entusiasmado en la faena y el público se quedó con la parte positiva, con el reencuentro con Morante.

- Manzanares, un destello

José María Manzanares se encontró con un primer animal que salió suelto del capote y no se empleó, aunque tras el tercio de varas se vino arriba y permitió el lucimiento de Alejandro Talavante en un quite de frente por detrás, tan bonito como emocionante. Replicó Manzanares por chicuelina y la tarde comenzó a animarse. Bien con las banderillas Rafael Rosa y en la brega «el Suso». Con la muleta en la diestra alcanzó Manzanares buena nota en la primera tanda, sobrellevando la tardía envestida de su oponente, que se lo pensó mucho mientras escarbaba, pero cuando envestía lo hacía con emoción y largura. Le dejó la muleta en la cara y tiró con temple el diestro, aunque no podía darle mayor continuidad a su labor ante la tardanza de embestida del toro, que acusó además falta de raza. Por la izquierda presentó más dificultades este toro, por lo que al final no pudo el diestro remontar su labor. Eso sí, certero y eficaz con espadas. Mismo guión ante el quinto, un animal que tomó la muleta con suavidad y con falta de celo. Series templadas del alicantino, hasta que el animal desistió de embestir. Nuevamente acertado con el estoque.

Alejandro Talavante cortó la primera oreja de la temporada en la Maestranza después de una faena inteligente, sometiendo a un animal, de Garcigrande, que salió como sobrero. El toro titular fue devuelto tras un primer puyazo del que salió descompuesto y lesionado. El que le sustituyó tomó bien los engaños sobre todo por el pitón izquierdo y por ahí labró los mejores momentos el diestro extremeño. Se fue pronto al centro del ruedo para citar de frente a su enemigo, con la muleta plegada en la mano izquierda. Era un homenaje al toreo sevillano, era el cartucho de «pescao». Dejó buenos naturales, templando y llevando con gusto la noble embestida de su oponente. Citó de frente, dando el pecho, en los primero naturales, y la comunión con el público era patente. Bajó de intensidad su faena al tomar la derecha, protestó más el toro y el diestro tomó de nuevo la zurda, hasta rematar su labor con unos doblones, unas trincherillas y una estocada que le valió la mencionada primera oreja de la temporada. No faltó en la tanda de derechazos su ya tradicional «arrucina». A punto estuvo de redondear su tarde ante el sexto, que tuvo buen son en los primeros compases, pero que se fue apagando poco a poco. No obstante, hubo series de buen trazo sobre todo con la diestra que pudo valerle incluso para cortar la oreja.

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