Viva la vida

Feliz año nuevo. 6 de julio y otro año más estalla la fiesta en la vieja capital navarra. Los adjetivos, exaltaciones y demás recursos a lo pseudo-Hemingway se quedan cortos cuando se trata de contar la mayor emoción del planeta tierra, sobre un santo pequeño y morenito que nos echa el capote cada año. Cuando uno viaja por el mundo, incluso por las «españas», tiende a asombrarse con lo que llaman los cursis manifestaciones antropológicas, costumbres, rarezas, o simplemente hábitos. Pero todo esto queda en nada cuando en la mañana pamplonesa de ayer todo el mundo se vestía de blanco y espera a anudarse al cuello un «pañuelico» rojo después del exploto. En esta edición 2019 la política, tan presente en los tabloides y en los comentarios de los tertulianos radiofónicos, ha estado bastante al margen, porque si algo tiene de grande Pamplona es que desde fuera todo se ve mucho más inmenso e incluso más ruidoso que lo que aquí se disfruta. Nueva corporación municipal, la bronca que en algunas sociedades gastronómicas se monta en torno al próximo gobierno autonómico. Pero la realidad es que abertxales, foralistas, Ana la senegalesa que vende collares desde hace media vida y gentes de todas partes solo aspiran a regarse unos días de felicidad y camaradería. Como dijo aquí el gitanito y desaparecido Ray Heredia, «Alegría de vivir». Ya comenzaron las fiestas de esta gloriosa ciudad... Riau Riau.