Pamplona

¡Viva San Fermín 2014!

Jiménez Fortes corta un trofeo del único toro de Miura de buen estilo en la última de Pamplona

Jiménez Fortes torea con la diestra al tercer ejemplar de Miura de la tarde, el mismo al que pudo cortarle la oreja en su debut con este hierro
Jiménez Fortes torea con la diestra al tercer ejemplar de Miura de la tarde, el mismo al que pudo cortarle la oreja en su debut con este hierrolarazon

Pamplona. Décima de la Feria de San Fermín. Se lidiaron toros de Miura, muy serios de presentación. El 1º, complicado, a media altura y sin entrega; descastado y deslucido el 2º; noble, de buen estilo y profundidad el 3º; orientado y peligroso el 4º; sin ninguna fuerza y orientado el 5º; deslucido y sin poder el 6º. Casi lleno.

Rafaelillo, de azul celeste y oro, buena estocada (vuelta al ruedo); pinchazo, estocada (silencio).

Javier Castaño, de lila y oro, pinchazo, estocada trasera (silencio); tres pinchazos, descabello (silencio).

Jiménez Fortes, de berenjena y oro, estocada (oreja); estocada caída, tres descabellos (silencio).

San Fermín cerraba las puertas con «Jerezano». Diez días se quedaban atrás. Diez días al 200 por cien. En Pamplona durante los sanfermines no hay lugar a las medias tintas. La corrida de Miura cerraba el ciclo. Una etapa que comienza con la nueva cuenta atrás para las fiestas del próximo año: así se las gastan los navarros. A Pamplona no queda más remedio que quererla tal y como es, aunque haya cosas que no entiendas, aunque haya toros, como aquel «Heroína» de Fuente Ymbro, grandioso animal con el que disfrutó Juan José Padilla y que se fue silenciado después de dar gloria en el ruedo. Es una realidad que se ignora lo puro en ocasiones y se canta lo festivo. Eso es Pamplona. Una fiesta. No hay más que verla, con su mar de cánticos, con su río de vino, con su lleno tarde tras tarde. Eso es Pamplona. Eso y todo lo que mueve desde las ocho de la mañana, dentro y fuera de la plaza. Jiménez Fortes ayer se anunció con la corrida de Miura. Era su debut y nada menos que en esta plaza. Apuesta seria.

Antes de que empezara todo, ya estaba el torero malagueño en la puerta de toriles para recibir al toro. Le fue bien con la larga pero resbaló poco después y el toro le hizo presa de fea manera. Salió ileso. Volvió a la cara Saúl. Todo lo enrabietado que le permite esa tranquilidad infinita y se resarció con otra larga cambiada de rodillas. La suerte quiso que le cayera para debutar el único toro de toda la tarde que sacó buen estilo en la muleta. Nobleza, largura en el viaje y profundidad. La faena tuvo una parte más maciza que fue la primera y después algún susto como consecuencia de confiarse todo y más hasta perder el hilo conductor. Hundió la espada y paseó el trofeo de justicia.

Pesó mucho en la báscula la corrida, 650 kilos los dos últimos toros que saltaron al ruedo. Muchos kilos para poca bravura. Lo decía el otro día Carlos Ilián en una crónica y tenía toda la razón «El toro bravo, en recesión». Así ha sido en esta Feria del Toro. Un serial en el que el animal ha cumplido más con su fachada que con su misión. Pasadas las diez corridas pocos ejemplares nos quedan en la memoria. Dos de Dolores Aguirre, como homenaje póstumo, y otros dos de Fuente Ymbro, de nota sobresaliente, tercero y cuarto, para Iván Fandiño y Padilla, y un toro de Torrestrella y de Victoriano del Río. Quizá se me quede alguno en el tintero a vuela pluma, pero este San Fermín baja en comparación con otras ediciones.

Ayer Rafaelillo sufrió a un cuarto malévolo que le quería coger y a un primero, complicado, pero que al menos pasaba media arrancada. La entrega fue infinita pero no eran toros con recompensa, a pesar de que le pidieron el trofeo en su primero y sólo la estocada lo valía.

Adalid resultó cogido en el primer par de banderillas pero como tiene amor propio se puso de nuevo en el sitio y acabó por desmonterarse junto a Fernando Sánchez. Lo volvería a conseguir en el quinto. Impuso Javier Castaño temple ante los topetazos del segundo, descastado y sin entrega. Poca fuerza y ninguna clase tuvo el quinto. Al entrar a matar se cortó en la cara con el acero. Era tarde desagradable. A Jiménez Fortes tampoco se lo puso fácil el sexto por mucho que intentaba esperarle con la muleta retrasada para aprovechar esa media arrancada. Ni por ésas. Nada quedaba ya pero el espíritu estaba claro y así lo decía el letrero informativo del interior de la plaza: ¡Viva San Fermín 2014! Y que sea por muchos años.