Él chequeo de la cosa
Aceite blindado
Es oro líquido y producto codiciado. Antes, se asaltaban bancos, ahora, almazaras
El aceite de oliva terminará distribuyéndose en furgón blindado custodiado por vigilantes de seguridad. En los súper ya alcanza los 10 euros el litro. Es oro líquido y producto codiciado. Antes, se asaltaban bancos, ahora, almazaras, primero, en la malagueña Teba y, después, en la cordobesa Carcabuey, donde los cacos sustrajeron la pasada semana 50.000 litros de aceite de oliva.
El precio del aceite seguirá al alza, según los expertos, al menos, hasta la próxima cosecha. Y está por ver, con la intensa sequía, si llegará con el volumen suficiente.
El olivo siempre ha sido la estrella del campo español, pero en los últimos años su éxito no tiene parangón. Atrás, quedaron los proyectos de Bruselas de arrancar árboles. Hoy, ocurre lo contrario, el olivar sigue expandiéndose en una arriesgada estrategia. Se extiende el monocultivo en miles de hectáreas con un creciente protagonismo del regadío en algunas zonas que ya presentaban déficit hídrico hace lustros.
Lo del aceite de oliva no solo es un debate resbaladizo con una creciente exportación del producto a mercados con mayores posibles. Es que también indica algunos problemas graves del campo y economía de España como la dificultad de lograr rentas agrarias atractivas y el peligro de una inflación alimentaria por encima de los dos dígitos, lo que impone dietas adquisitivas a las familias más humildes.
Hogares que tiran del ahorro. Esto ocurre en el inicio de la cuesta de septiembre, embarrada por el IPC, la atonía del PIB, el fin de la temporada turística y con la vicepresidenta económica en la parrilla de salida buscando empleo fuera, con un Gobierno en funciones y un incierto y escurridizo horizonte político.
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