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Boston: variada, profunda y llena de encanto
Con una atractiva oferta turística, es un punto de partida perfecto para descubrir la esencia del país norteamericano

Monumentos históricos, casitas coloniales entre imponentes rascacielos y una gastronomía tan diversa como sorprendente. Sí, estos son algunos de los muchos atractivos de Boston, la ciudad donde se escribieron los primeros capítulos de la historia de Estados Unidos, y una de las más acertadas entradas para descubrir el corazón del país norteamericano.
Dos de las mejores épocas para descubrir la capital de Massachusetts son la primavera y el verano. Y es que sus numerosos parques urbanos están en su máximo esplendor, las terrazas de los bares y restaurantes cobran vida y las actividades al aire libre son muy tentadoras. Además, si se viaja en julio se puede disfrutar del Boston Pops Fireworks Spectacular, el gran concierto al aire libre del 4 de julio, en el que la música y los fuegos artificiales sobre el río Charles rinden homenaje al espíritu fundacional del país. Vivir esta fiesta sumamente especial en una ciudad tan importante para la fundación e independencia de los Estados Unidos es una experiencia inolvidable.
Clásicos imprescindibles
Sí o sí, visitar Boston incluye algunas paradas obligadas en sus emblemas: un tramo por el Freedom Trail, el paseo frente al Boston Harbor, unos momentos en el Faneuil Hall, un agradable paseo por el Public Garden o el campus de Harvard. Aunque hay un Boston que va más allá de las clásicas guías turísticas. Una urbe que se descubre en los detalles y que deja en el viajero una huella difícil de olvidar.
Caminar al atardecer por el Charles River Esplanade, por ejemplo, es una forma de conocer un Boston más íntimo y sereno. De igual manera, es recomendable perderse por South End, donde galerías, librerías, tiendas de diseño y encantadores cafés dan forma a una atmósfera joven y creativa. Por otro lado, aprovechando el buen tiempo de los meses estivales, es buen momento para descubrir el lado más «playero» de Boston. Carson Beach, en South Boston, es una de las playas urbanas más populares, con vistas al puerto y zonas acondicionadas para el baño y el pícnic. Y una opción más tranquila y familiar: M Street Beach, también en Southie.
Beacon Hill es otro de esos rincones que merece la pena conocer, y es que se trata de uno de sus barrios más pintorescos, con casas de estilo señorial o la icónica Acorn Street, que con sus fachadas de ladrillo rojo y sus adoquines se ha convertido en una de las calles más fotografiadas.

Para quienes viajan con niños, o simplemente sienten curiosidad por la ciencia y el mar, el Museo de Ciencia y el Acuario de Boston son dos planes imperdibles.
Pero más allá de los lugares que visitar, Boston también se deja seducir desde la mesa, con clásicos como el clam chowder, una sopa cremosa a base de almejas, patatas y tocino; el lobster roll, un sándwich con langosta y servida en pan suave y doradito; o el Boston cream pie, un pastel de capas esponjosas relleno de crema pastelera y bañado en chocolate, que se erige como un clásico dulce imperdible.
Boston Harbor Islands
A solo unos minutos en ferry desde el puerto Long Wharf se encuentra uno de los secretos mejor guardados de esta ciudad: las Boston Harbor Islands, un archipiélago formado por más de 30 islas e islotes que combinan naturaleza, historia y tranquilidad frente al skyline urbano. Son la escapada perfecta para quienes buscan un viaje que combine la comodidad de lo urbano con la tranquilidad de lo natural.
Entre todas, Georges Island es una de las más visitadas. Durante el trayecto en ferry hasta ella, se pueden ver otras islas y escuchar historias que forman parte del folclore bostoniano, como la leyenda de la «Dama de Negro». Según la tradición, se trata del fantasma de Melanie Lanier, una joven que intentó liberar a su marido prisionero en Fort Warren durante la Guerra Civil. Vestida de hombre y armada, fue descubierta tras un intento fallido de fuga. Como último deseo antes de ser ejecutada, pidió morir vestida de mujer, y los soldados solo encontraron una túnica negra. Desde entonces, muchos aseguran haber visto su figura vagando por la isla.
El mencionado Fort Warren, una fortaleza del siglo XIX con forma de pentágono, es su principal atractivo. Y aunque su interior está algo deteriorado, merece la pena pasear entre sus túneles, patios y muros por ser parte indiscutible de la historia reciente de los Estados Unidos.
Spectacle Island, en cambio, ofrece otra cara del archipiélago. Es ideal para practicar senderismo, y desde sus colinas se obtienen algunas de las mejores vistas panorámicas de Boston. También cuenta con una pequeña playa donde nadar, tomar el sol o simplemente descansar mientras se disfruta de la tranquilidad del entorno.
También vale la pena explorar otras islas como Lovell’s Island, desde donde se pueden contemplar unas maravillosas vistas del océano Atlántico, ver los restos de fortificaciones antiguas y practicar deportes acuáticos como el kayak. Peddocks Island es otra opción muy recomendable, y es que aquí se puede hacer senderismo, observar aves y la fauna local, así como visitar sitios históricos como Fort Andrews y otros espacios deshabitados cuyos vestigios parecen contar historias del pasado.
Lo cierto, es que en la capital de Massachusetts se siente que se comienza algo más que un viaje: una forma distinta de entender Estados Unidos. Y esa es, precisamente, una de las razones por las que todo aquel que quiera «sumergirse» en el país norteamericano debería incluir Boston en su lista de destinos pendientes.
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