Gastronomía

La Rioja: la tierra del vino se viste de vendimia

La Rioja: la tierra del vino se viste de vendimia
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España es tierra de vinos; de buenos vinos. Y cuando hablamos de ellos, resulta inevitable que la imaginación se eche a volar hasta los paisajes de La Rioja. No en vano es la región con nombre de vino y el caldo se llama como la misma tierra, pues los dos son uno. Porque el vino en La Rioja no sólo se bebe, sino que aquí se vive. Y más aún durante estos días de septiembre, cuando arranca la esperada vendimia. Ahora La Rioja huele a uva, a campo y a río Ebro; huele al humo de los sarmientos en la lumbre y al pan recién horneado para aguantar las largas jornadas. La vendimia está a punto de arrancar y, con ella, los días más festivos y emocionantes de esta tierra.

El pistoletazo de salida de la vendimia se dará mañana en la capital riojana con el comienzo de la celebración de la gran fiesta de San Mateo, que se conmemora cada 21 de septiembre con un extraño mestizaje entre la época medieval y la cosecha del vino. Desde mañana y hasta el 24 de septiembre, los riojanos ofrecen los frutos de la cosecha y el primer mosto a su patrona, la Virgen de Valvanera, y celebran el inicio de la vendimia pidiendo a la Virgen que el resultado de ésta sea excelente.

Senda de los elefantes

El viajero que tenga la oportunidad de recorrer Logroño durante estos días tiene varias obligaciones: bailar y cantar al son de las charangas hasta bien entrada la noche y degustar la mejor cocina local tanto en la calle como en sus restaurantes. Pero hay una tarea aún más obligatoria: tapear por la conocida como «senda de los elefantes», es decir, por la emblemática calle Laurel en la que se aglutinan más de 60 bares en los que merece la pena hacer una parada y tomar un vino y un pincho. La creatividad en la elaboración de cada una de estas pequeñas joyas gastronómicas, la calidad de los productos utilizados, y su buena relación calidad-precio, hacen que la calle Laurel sea un referente culinario en el norte de España. Eso sí, las posibilidades de salir de allí «trompa» y a cuatro patas, como los elefantes, se multiplican en función de las paradas realizadas, pero lo cierto es que la diversión y el espectáculo están más que asegurados.

Aunque comer y beber es una imposición, la fiesta de la vendimia logroñesa da mucho más de sí. No hay que pasar por alto los fuegos artificiales, el desfile de las carrozas que llegan de todos los puntos de la comunidad autónoma o el simbólico pisado de la uva que realizan dos mozos vestidos con los trajes típicos después de que un sinfín de parejas de niños igualmente ataviados y procedentes de todas las comarcas hayan volcado sus repletos cestos de uva en la tina.

La visita a Logroño ofrece otros regalos culturales y debe incluir, además, un relajado paseo a orillas del río Ebro, cruzando sus numerosos puentes. La oferta religiosa tampoco es desdeñable, gracias a las iglesias de San Bartolomé (gótica del XIII), de Santiago, de Palacio, con claustro, aguja gótica e interesante retablo romanista de Arnao de Bruselas, sin olvidar la monumental concatedral de Santa María de la Redonda, con sus torres gemelas barrocas y una curiosa fachada a la plaza del Mercado.

Bodegas centenarias

Más allá de la capital, toda La Rioja se viste de fiesta estos días. Buen ejemplo de ello es la localidad de Haro, que celebra la segunda edición de La Cata del Barrio de la Estación. Los amantes del vino y de la viticultura tienen una cita pendiente aquí; no en vano Haro está considerada la capital espiritual del vino Rioja, pues alberga la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo. Y son precisamente siete de esas bodegas las que mañana abren sus puertas de par en par para recibir al viajero y mostrarle todos sus secretos.

La Cata del Barrio de la Estación invita a los viajeros a «colarse» en las bodegas participantes, así como a degustar dos vinos en cada una de ellas, acompañados de una tapa. «El precio de la entrada al evento es de 50 euros e incluye la participación en varias actividades, como una ‘‘master class’’ inédita de Pedro Ballesteros, único ‘‘Master of Wine’’ español que recibirá el galardón al Maquinista del año entregado por la Asociación para el Desarrollo Turístico del Barrio de la Estación de Haro (ADT)», explica Íñigo Torres, gerente de ADT.

Desde las once de la mañana y hasta las seis y media de la tarde, el famoso Barrio de la Estación de Haro estará cerrado al tráfico para que los más de 4.000 asistentes que ya están confirmados puedan deambular a sus anchas de bodega en bodega. «Este gran evento festivo está abierto a todos los públicos y es la mejor herramienta para fidelizar a los consumidores, ya que al conocer los vinos de primera mano quedan muy grabados en su memoria», confiesa Torres.

Los cinco sentidos salen bien parados de La Rioja y la vista no se queda atrás, pues el vino forma parte del paisaje con interminables hileras de cepas que visten a rayas las llanuras riojanas. Ahora los tonos verdes, tostados y rojizos de los viñedos luchan por atrapar nuestra mirada mientras paseamos junto a los viñedos a pie, en bici o incluso a caballo y en globo. Hay opciones para todos.

Pero para sentir lo que significa ser riojano, nada mejor que mancharnos las manos de tierra y zumo de uva. Durante estos días es posible ponerse en la piel de un viticultor, ya que son muchas las bodegas que invitan al viajero a participar en la vendimia tradicional. Es el caso, por ejemplo de Bodegas Marqués de Terán, en el municipio de Ollauri, o de Bodegas Franco-Españolas, que organiza la «vendimia en familia» para sorprender a adultos y niños con las labores del campo.

Así, con la vendimia bien impregnada en todos los poros de nuestra piel, resulta más sencillo apreciar la peculiaridad de esta tierra con nombre de vino y el valor de este vino con nombre de tradición. En la maleta de vuelta a casa, además de la memoria llena de experiencias muy especiales, no debe faltar una buena botella con la que brindar por volver pronto por aquí.