Palma de Mallorca

Mucho más que arte: Fundació Miró Mallorca

El visitante puede elegir cómo recorrer y conocer el universo del artista.

Edificio Moneo/Rubén Perdomo
Edificio Moneo/Rubén Perdomolarazon

Pocos lugares ofrecen la posibilidad de visitar los talleres y el entorno vital y creativo de un artista como si él mismo nos estuviera guiando. Compartir las sensaciones que le inspiraron y sentir el poder de su creación. Sin embargo, gracias al inolvidable genio Joan Miró y a su esposa Pilar Juncosa, la Fundació Miró Mallorca ofrece, por el legado que conserva y muestra, esa exclusiva experiencia al visitante.

No se trata únicamente de recorrer un museo y contemplar sus obras, es más bien un paseo íntimo por las emociones, los sentimientos y la visión de Miró, uno de los grandes maestros de la pintura del siglo XX.

El jardín de Joan Miró, de los sueños a la realidad

Aunque de origen catalán, la vida y obra de Joan Miró siempre ha estado vinculada a Palma de Mallorca de forma intermitente. Primero en su infancia, cuando visitaba a su abuela en Sóller. Más tarde, en 1929, cuando se casó con su gran amor, la mallorquina Pilar Juncosa, su mujer hasta los últimos días de su vida: “Pilar, mi esposa, es una compañera ideal para mí. Sin ella, yo sería un huérfano perdido en este mundo. Fuera de mi trabajo, no tengo ninguna noción sobre otras cosas y de cómo es necesario organizarse. Ella es mi ángel de la guarda”. Por último, en 1956, cuando Joan Miró se asentó de forma definitiva en Son Abrines, en Cala Major, consiguiendo construir su “estudio soñado”: el Taller Sert, diseñado por su amigo y arquitecto Josep Lluís Sert.

Más tarde adquirió Son Boter, el que sería su segundo estudio de creación, una casa rural del siglo XVIII. En Mallorca y, en estos dos talleres, Miró crearía una tercera parte de toda su obra, sin duda una de las etapas artísticas más prolíficas de su vida. De esta forma, Miró no hablaba de retiro, sino de un jardín fecundo que cultivó con dedicación absoluta ya que él consideraba que “trabajaba como un jardinero” y sus frutos eran la pintura, escultura, obra gráfica, dibujo o la cerámica. Ambos edificios han sido declarados Bien de Interés Cultural (BIC).

Casi tres décadas de expansión, introspección y experimentación creativa en las que Miró, deseoso de “ir más allá”, como solía decir, no quiso ceñirse a las normas convencionales de la expresión artística.

Pensando en el futuro y en la nuevas generaciones

Fue gracias al impulso y generosidad de Joan Miró y su esposa Pilar Juncosa que en 1981 se constituyera la Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca. Más tarde, en 1986, ya viuda, Pilar dispuso construir un edificio para albergar la colección que heredó de su marido y se creó así la sede diseñada por el arquitecto Rafael Moneo, que fue inaugurada en 1992.

El Edificio Moneo, en la actualidad sede de la Fundació, posibilita la integración del arte en la arquitectura y la creación de un centro vivo, que sirve también como centro de estudios y de creación, en consonancia con los deseos del artista. La misión de la Fundació Miró Mallorca es dar a conocer el gran legado de Joan Miró, sus talleres, así como el fondo y la documentación que contiene. Nació como un servicio público con

enfoque interdisciplinario. En la actualidad está considerada como un espacio de conocimiento, de vínculo social y participación a nivel nacional e internacional.

Una visita por el universo más íntimo del pintor

A diferencia de cualquier otro museo, en la Fundació Miró Mallorca, el visitante puede elegir cómo recorrer y conocer el universo del artista en estos tres edificios singulares: el Taller Sert (el principal estudio del artista donde todo permanece tal y como él lo dejó; pinceles, cuadros en el suelo, lienzos en los caballetes...); Son Boter (cuyas paredes son lienzos gigantes donde contemplar sus bocetos en forma de grafitos), y el Edificio Moneo (donde se pueden documentar en la biblioteca, pasear por un jardín escultórico o aprender en los talleres).

Sólo de esta forma, adentrándose en todo lo que conserva la Fundación, se podrá entender la conexión de Miró con la tierra, la luz y el cielo de Mallorca, elementos que le marcaron y fueron para él fuente de inspiración.

Quizás, las palabras de Francisco Copado, director-gerente de esta Fundació tan especial, transmiten de manera inequívoca la esencia de este lugar: “Un espacio único y excepcional para conocer la genialidad de Miró y sus procesos de creación a través de la visita y contemplación de los talleres en los que dio vida a la mayor parte de su obra, y que se mantienen, tal y como él los dejó”