
Escapadas
El otoño perfecto para comerse Évora
Forno da Telha es el restaurante que se ha convertido en un templo de la cocina alentejana

Una de las sensaciones que marca el otoño son esas ganas de explorar la naturaleza, con el deseo de contemplar la belleza de las hojas secas y dejarse envolver por sus templadas temperaturas. Durante esta época, lugares como Évora (Portugal) transforman la vida en un escenario de aventura y, al mismo tiempo, en un festín de sabores exquisitos que invitan a disfrutar de la vida a tope.
Ubicado en una antigua fábrica de tejas, Forno da Telha es el restaurante que se ha convertido en un templo de la cocina alentejana, gracias a la propuesta de su creador, el chef portugués Miguel Rocha Vieira. Con experiencia Michelin, el chef ha querido rendir homenaje al fuego lento y a las raíces de la región, pero con un lenguaje actual que dialoga con la tradición y la elegancia.
En Forno da Telha cada estación se celebra, por lo que este otoño la materia prima local, con una presentación contemporánea, hace del acto de comer una experiencia casi narrativa. Así encontramos creativos platos como la versión refinada de los guisos de caza, con el conejo en escabeche con zanahoria y naranja, o la empanada de jabalí acompañada de pera templada y frutos secos. Los sabores y presentaciones sencillas también son una opción, mientras que los postres caseros son una obligación. Imposible dejar de probar el clásico «pão de rala», reinterpretado para sorprender sin perder sus raíces conventuales. Todo se acompaña con un maridaje cuidado: vinos de talha, fermentados en ánforas de barro, como dicta la tradición más ancestral del Alentejo, y aceites de oliva seleccionados que elevan cada bocado.
Pese a que el restaurante en sí es ya un motivo para llegar al Alentejo, Évora goza del título de Patrimonio de la Humanidad gracias a su maravilloso casco antiguo y a su rica historia.
Así, la visita a Évora encuentra en Forno da Telha su momento más íntimo y auténtico. Porque recorrer la ciudad es viajar en el tiempo, pero sentarse a esta mesa es viajar al alma del Alentejo, allí donde el fuego, el barro y la memoria se convierten en experiencia gastronómica.

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