Sucesos

“El Mugre”, de sicario implacable de Pablo Escobar a pastor en una iglesia de Murcia

La justicia colombiana busca en España a Luis Carlos Aguilar Gallego, que podría estar al frente de una iglesia católica

Luis Carlos Aguilar Gallego, alias ‘el Mugre’, es uno de los cinco sicarios de Pablo Escobar que sobrevivieron a la guerra de cárteles de los años 80-90 y que han logrado escapar de la justicia. El Mugre era uno de los asesinos a sueldo de confianza de Escobar, el más letal de todos y sobre el que recaen cientos de asesinatos. Nada se sabía de él hasta que en junio de 2017 la selección colombiana de fútbol se enfrentó a España en un partido preparatorio para el mundial de Rusia. El encuentro se disputó en Murcia y acabó con empate a dos goles. El combinado suramericano, dirigido entonces por José Pékerman. eligió para la concentración el hotel La Finca Golf Resort, ubicado al sur de Alicante y estuvo acompañado por varios empresarios y directivos colombianos, revela el diario “El Tiempo”.

Durante la estancia, varias personas le comentaron a los directivos y empresarios que allí vivía Luis Carlos Aguilar, pero que había dado un cambio radical a su vida y que ahora era pastor de una iglesia de la Región de Murcia. “Era abstemio y el asesino más letal del patrón. Hijo de padre asesinado y de hermano desaparecido”, dijo alias ‘Popeye" (muerto hace una semana) cuando le preguntaron por él.

“El Mugre”, conocido además con los alias de Tobías , Jerry , Sesenta y Carrochocao, nació el 2 de octubre de 1950 en un municipio de Antioquia. En 1988 lo vincularon a la compra de un avión para llevar 3.000 kilos de cocaína a Estados Unidos. Lugarteniente de Escobar, se entregó a la justicia en 1992. Estuvo preso por delitos de narcotráfico así como por concierto para delinquir y enriquecimiento ilícito. Fue liberado en 2001 y regresó a la organización. Fue ascendiendo en el cártel hasta convertirse en el guardaespaldas de Escobar, incluso cuando este fue encarcelado. Además, era el encargado de coordinar la remuneración de los sicarios que trabajaban para la organización. Aguilar Gallego trabajó como implacable sicario y se le atribuyen asesinatos de agentes de Policía en el Valle de Aburrá. También Estuvo vinculado al proceso del asesinato de Carlos Mauro Hoyos Jiménez, procurador General de Colombia.

La Fiscalía colombiana lo busca por narcotráfico y por los delitos de fuga de presos, posesión ilegal de armas y secuestro y extorsión. Además, él y otros cinco pistoleros del Cartel de Medellín que siguen en libertad, podrían aportar información sobre la bomba del avión de Avianca en el que murieron 110 personas en 1989.​

La pista facilitada por los empresarios y directivos de la selección agilizó la investigación y las autoridades colombianas confirmaron que Aguilar Gallego seguía vivo y que sus informantes lo situaban en España o Argentina. También saben que había vuelto a su localidad natal, Estrella, en al menos dos ocasiones.

Los otros sicarios vivos

Otro de los sicarios de Escobar que sigue vivo es Carlos Mario Alzate Urquijo, alias Arete, quien hoy tiene 57 años y más de 300 muertos a sus espaldas. Tras someterse a la justicia en 1993, pasó ocho años en la cárcel y cuando salía de la cárcel de máxima seguridad de Itagüí recibió varios disparos, pero desapareció. las autoridades colombianas sospechan que ha cambiado de identidad y que podría haberse escondido también en España, más concretamente en Barcelona.

También siguen vivos Eugenio León García Jaramillo “Taxista”, Sergio Alfonso Ramírez “Pájaro”, y Gustavo Adolfo Meza Meneses “Zarco”. El “Taxista” es una especie de intocable para la justicia de Colombia y de Estados Unidos, país en el que resude. En Colombia fue indultado tras colaborar en la cacería de Pablo Escobar. Fue investigado pero llegó a un acuerdo por colaborar con la Justicia. “Pájaro” y "Zarco eran mano derecha de “Arete” -mano derecha de Escobar- y hoy vive en Medellín, alejado de su antigua vida. En cuanto al “Pájaro” –responsable, entre otras, de las muertes del coronel Franklin Quintero y del periodista Jorge Enrique Pulido–, también sigue vivo a pesar de que Escobar ordenó su muerte porque sabía demasiado y tenía miedo a que le traicionara.