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¿Qué habría pasado si España hubiera restringido los viajes a finales de febrero?

El periodo medio de incubación del Covid-19 es de cinco días (algo que puede alargarse hasta 14 días), por lo que las restricciones de movilidad no comenzaron a dar frutos hasta más de una semana después

La prohibición de viajar debió comenzar a finales de febrero en España para contener la expansión del Covid-19, enfermedad ocasionada por el nuevo coronavirus, ya que esa medida es útil en la fase temprana de una epidemia para evitar que se propague entre la población.

Con ello se evitaría lo ocurrido en Wuhan (China), origen del brote de coronavirus, donde las restricciones de viaje llegaron demasiado tarde, según asegura un equipo internacional de 17 investigadores de instituciones de China, Ecuador, Estados Unidos, Francia, Italia y Reino Unido en un estudio publicado este miércoles en la revista ‘Science’.

El estudio indica que debe restringirse la movilidad de personas cuando se detecte transmisión local de coronavirus. Esta circunstancia ocurrió en España el pasado 27 de febrero en Sevilla y así lo recogió al día siguiente la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus informes diarios de situación del Covid-19.

La investigación, dirigida por las universidades de Oxford (Reino Unido) y del Nordeste (Estados Unidos), analiza la movilidad humana y datos epidemiológicos de la pandemia, y concluye que los desplazamientos fueron predictivos en la propagación del brote en China.

La combinación de datos móviles de geolocalización de la compañía Baidu y de datos epidemiológicos de un grupo de trabajo sobre el Covid-19 muestra que la transmisión local de persona a persona se extendió al principio del brote de coronavirus y fue mitigada con medidas drásticas de control.

Las autoridades decretaron el cierre de Wuhan el pasado 23 de enero y después hubo restricciones a la movilidad en otras 14 ciudades de la provincia de Hubei, así como limitaciones parciales para moverse en muchas ciudades de China.

El día anterior a decidir el confinamiento completo de la población, el 10 de marzo en Italia y el 15 en España, el virus crecía imparable: un 35,6% y un 47,8%, respectivamente. No hacer nada hubiera significado que llegaríamos al 31 de marzo con 4,7 millones de infectados en España y 6 millones en Italia. Las UCI de ambos países se hubiesen visto superadas entre el 22 y 24 de marzo. Hoy estaríamos viviendo un colosal colapso de la sanidad con 300.000 muertes en España y 378.000 en Italia, considerando una letalidad moderada que puede ser ligeramente superior al 6%.

Gráfico de infectados
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El confinamiento ha permitido cambiar el sentido de la curva de aumento de contagios. En los cinco primeros días de la adopción de la medida el porcentaje de crecimiento diario de la epidemia paso a ser del 26,6% en España y del 19,9% en Italia, recortándose en 21,2 puntos y en 15,7. Transcurridos ocho días, el porcentaje había vuelto a descender, con una media de 23.5% para esos ocho días en España y 17.3% en Italia. Y con los datos del 22 de marzo, el tanto por cien bajaba aún más: al 15,8% yal 10.4%. Con estos datos, lo más probable es que Italia convierta en horizontal su curva en los primeros días de abril, reduciendo considerablemente el ritmo de aumento de casos en los últimos días de este mes. Por lo que el pico de infectados puede rondar los 104.000 en los primeros días de abril, aproximadamente hacia el día 3 o 4, y comenzar el descenso y el principio del fin de la pesadilla.

Aplicando el modelo a España, debemos esperar lo peor la semana que viene: comenzaremos a doblegar la curva de contagio entre el 6 y 8 de abril, encontrándose el pico entre esas fechas, con 115.000 casos, comenzando la caída el 9. Para esta semana se nos reserva ser testigos de cómo se multiplica por dos los casos de contagiados en el corto espacio de cinco jornadas, las que median entre el domingo 22 y el viernes 27 de marzo. Así, pasaremos de 33.000 a 65.000 casos,

El 3 de abril podríamos alcanzar en número de infectados a Italia, con 103.000 casos. Será la primera semana de abril cuando el virus habrá alcanzado prácticamente su apoteosis en España. Durante la semana del 6 al 12 cambiará el equilibrio de fuerzas y comenzaremos a derrotar al coronavirus.

Del mismo modo, la adopción anticipada de la política de confinamiento al 1 de marzo hubiese tenido un efecto tal que hoy nos encontraríamos, aplicando el mismo modelo probabilístico, con un panorama completamente distinto. En España los infectados serían 6.247 y no los 33.089 que se hicieron públicos el lunes a las 12:00 horas. El número de fallecidos sería de 394, y no el de 2.182. En Italia también se hubiese reducido notoriamente las secuelas. El número de infectados sería de 21.843 y no de 59.140, como contabilizó el domingo por la noche el Ministerio de la Salud de nuestro vecino. Y los fallecidos se hubieran reducido de los 5.478 a 1.372. Con lo que queda demostrada que es una guerra a contrarreloj, que por cada día que se vacile se paga un precio muy alto en vidas.

Si las restricciones al movimiento ciudadano se hubiesen aplicado desde el día 1 de marzo, el pico en España se hubiese alcanzado el día 30 del mismo mes con 8.315 casos y en Italia hoy con 23.055 casos.

Tenemos estadísticas de la gran epidemia de la gripe (B y A) de 2018, que en España contagió a aproximadamente 800.000 personas, de las que 52.000 fueron hospitalizadas a lo largo del otoño e invierno. Hubo 15.000 fallecidos. La tasa de letalidad fue del 1,9% y la de hospitalización del 6,5%.

"VOLUNTAD POLÍTICA"

El periodo medio de incubación del Covid-19 es de cinco días (algo que puede alargarse hasta 14 días), por lo que las restricciones de movilidad no comenzaron a dar sus frutos hasta más de una semana después. La epidemia empeoró entre cinco y siete días después del confinamiento, ya que la transmisión local estaba en marcha.

Los investigadores tomaron el 31 de enero como fecha de análisis para analizar la propagación del brote, esto es, ocho días después del cierre de Wuhan teniendo en cuenta un periodo de incubación algo más largo de la media. Entre los casos de coronavirus documentados fuera de Hubei (provincia donde está Wuhan), un total de 515 eran personas que había viajado a Wuhan y sus síntomas empezaron antes del 31 de enero. Después de esa fecha se reportaron sólo 39 casos, lo que ilustra el efecto de las restricciones de viajar en la disminución de la propagación a otras provincias chinas.

"Nuestros hallazgos muestran que, al principio del brote de coronavirus, las restricciones de viaje fueron efectivas para prevenir la importación de infecciones de una fuente conocida", apunta Moritz Kraemer, del Departamento de Zoología de la Universidad de Oxford, que añade: "Sin embargo, una vez que los casos de Covid-19 comenzaron a extenderse localmente, la contribución de las nuevas importaciones fue mucho menor. Aquí es donde un conjunto completo de medidas que incluyen restricciones de movilidad local, pruebas, rastreo y aislamiento deben trabajar juntas para mitigar la epidemia".

"Las provincias chinas y otros países que han detenido con éxito la transmisión interna de Covid-19 deben considerar cuidadosamente cómo lograrán restablecer los viajes y la movilidad para evitar la reintroducción y propagación de la enfermedad en sus poblaciones", apunta.

Samuel V. Scarpino, de la Universidad del Nordeste, asegura que "la voluntad política en muchos países va a la zaga de la propagación del Covid-19". "Las restricciones de viaje y movilidad son las más útiles desde el principio, cuando la transmisión local aún no se ha convertido en un factor. Una vez establecida la transmisión, el distanciamiento físico y la cuarentena de las personas enfermas funcionarán, pero lleva tiempo", añade.

(SERVIMEDIA)