Documental
Una catarsis cofrade
“2020, la Sevilla vacía” recoge imágenes y testimonios en torno a una Semana Santa de Sevilla sin pasos en la calle
La plaza de San Lorenzo completamente vacía el Martes Santo mientras una solitaria trompeta llora a los sones de “María Santísima del Dulce Nombre”, la voz emocionada del capataz Rafael Ariza animando a los costaleros de la Hiniesta en un triste Domingo de Ramos o el relato de las autoridades explicando cómo fraguaron la decisión que nadie quería tomar. Son algunas de las imágenes y sonidos del documental “2020, la Sevilla vacía”, ideado por Pepe Lugo y producido por Julio de los Ríos Pastrana, que ayer se estrenó en la Fundación Cajasol. Esta obra no sólo es una crónica audiovisual de la Semana Santa tan atípica que vivió la ciudad en abril, sin pasos en la calle y sin ambiente cofradiero al estar vigente el Estado de Alarma y el confinamiento domiciliario por el coronavirus. Es un dardo lanzado al corazón de los cofrades, que veían cómo era inevitable la suspensión de los desfiles procesionales con todo lo que acarreaba la decisión, en lo económico y en lo sentimental.
La película cuenta con el testimonio del alcalde de Sevilla, Juan Espadas; el arzobispo, Juan José Asenjo; y el presidente del Consejo de Hermandades, Francisco Vélez. Periodistas como Carlos Herrera, Charo Padilla, Fran López de Paz o José Antonio Rodríguez desgranan sus impresiones, junto al pregonero -todavía inédito en el atril del Maestranza-, Julio Cuesta, y los hermanos mayores del Gran Poder, la Macarena y los Estudiantes. Dirigentes de hermandades, fotógrafos, políticos, relaciones públicas, priostes, capataces, músicos, artistas y catedráticos de Universidad. Todos abren su corazón y cuentan sus experiencias en torno a una Semana Santa, la de 2020, marcada por la melancolía.
El rezo del Papa Francisco ante una plaza de San Pedro completamente vacía, bajo la lluvia y ante el Cristo de los Milagros, es una de las escenas con más fuerza del documental, que va recabando las primeras informaciones sobre el coronavirus en Wuhan. Luego, el virus se expandió de forma incontrolada por todo el planeta, afectando de lleno a la cuaresma, primero, y posteriormente a los desfiles procesionales. Las cancelaciones de ensayos y cultos desembocaron en el anuncio de la suspensión de las procesiones. En Semana Santa, las flores llenaron las puertas de los templos por los que tenían que salir los nazarenos y los policías rendían tributo a las imágenes que se quedaban en casa. Una reflexión colectiva que sienta las bases para lo que vendrá en 2021, con el coronavirus todavía impactando en nuestras vidas.
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