Política

Primarias en el PSOE-A: del apoyo cerrado a Díaz de 2013 a la fractura abierta

En el anterior proceso, la secretaria general socialista arrasó presentando el aval de casi la mitad de los militantes y no tuvo oponente

La secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz
La secretaria general del PSOE andaluz, Susana DíazMaría José López / Europa PressEuropa Press

El lunes 29 de julio de 2013 fue la fecha escogida para la celebración de las elecciones del PSOE andaluz que alzaron a Susana Díaz como secretaria general del partido. Díaz era consejera de Presidencia, mano derecha de José Antonio Griñán y futura presidenta de la Junta. Griñán estaba en retirada por el cerco judicial del «caso ERE» y armó una estrategia para situar bien a su elegida. ¿O fue al revés? Porque Díaz llevaba años asfaltando su propio camino hacia el liderazgo socialista: su destino no finalizaba en Andalucía, no al menos en su cabeza, pero Pedro Sánchez se interpuso en su camino para ser la primera secretaria general del PSOE en 2017.

Aquellas primarias de 2013 la consolidaron como la figura emergente más relevante del socialismo. La federación andaluza es la más poderosa de toda España: aporta casi uno de cada cuatro militantes (23%) socialista, con en torno a 44.000 afiliados –el censo debe confirmarse oficialmente esta semana–. El aparato del partido se puso a funcionar para que los dos posibles rivales de Díaz, el ahora ministro de Agricultura y entonces consejero en Andalucía, Luis Planas, y el alcalde del municipio granadino de Jun, José Antonio Rodríguez Salas, a los que Ferraz pagó sus servicios contratándolo como asesor en La Moncloa en 2018, y el desconocido militante de Torrox (Málaga) Marcos Antonio Encinas. Ninguno de los tres superó el proceso para ser considerados oficialmente candidatos, al no reunir los avales mínimos exigidos. Susana Díaz arrasó presentando 21.179 apoyos de militantes –casi la mitad–. De sus oponentes, solo Encinas entregó 46 avales; los otros dos decidieron no hacerlo. Rodríguez hizo de la no entrega su particular espectáculo asegundo que le faltan solo dos centenares de apoyos, pero la Comisión de Garantías Electorales Regional del PSOE no recibió ninguno.

Las primarias para elegir al candidato del PSOE-A a la Junta de Andalucía que se dirimirán el 13 de junio parten de un contexto muy distinto, principalmente por la paradoja de que haya dos candidatos de partido, uno del nacional y otro del andaluz. A priori, al menos, parecería que fuera así, pero los dos actores principales, Díaz y Juan Espadas, huyen de esa etiqueta. El alcalde de Sevilla es el nombre que desde Ferraz han aireado insistentemente desde abril como su opción. En el entorno de Pedro Sánchez querían que se supiera que era «su» candidato y cuenta, por tanto, con la fuerza del aparato oficial. Pero en Andalucía quien tiene todavía el mando es Susana Díaz y es ella quien puede manejar a su favor los recursos orgánicos. Los mismos puntos fuertes son los que suponen la mayor debilidad de ambos precandidatos, que coinciden en su currículo: estudiaron ambos Derecho en la Universidad de Sevilla, exactamente lo mismo que sus dos predecesores en la Junta y en el PSOE-A, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Los dos trabajaron también mano a mano en el Gobierno andaluz, como consejeros de Griñán, y fue la propia Díaz la que impulsó la candidatura de Espadas a la Alcaldía de Sevilla –en detrimento de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vicepresidente segundo del Congreso y hombre fuerte de Ferraz en Andalucía–.

Para Espadas, arrastrar la etiqueta de «candidato de Madrid» no es cómodo y, de hecho, desde que presentó su candidatura oficialmente en Granada el pasado domingo ha insistido en desvincularse de esa idea presentándose como la imagen «del cambio» y la «unidad». Siendo la actual secretaria general del partido, es complicado digerir el discurso de Díaz de que representa el cambio que el PSOE necesita, más si se añaden a eso dos circunstancias: que ha sido presidenta de la Junta y que con ella como cabeza de cartel, el PSOE perdió el Gobierno autónomico andaluz por primera vez en democracia. Los otros dos nombres en liza, José Ángel Hierro y Manuel Pérez García, tienen muy complicado figurar en las papeletas del 13 de junio. La reducción de la exigencia de avales del 15% al 2% abre las posibilidades de que concurra más de un candidato, una hecho que no se ha producido nunca en el PSOE andaluz. Siempre ha habido una candidatura única. También será favorable a la pluralidad de candidatos la limitación del número de avales aprobada en el 39 Congreso Federal del PSOE, celebrado en junio de 2017. El calendario para recabar apoyos comenzó el 12 de mayo y concluye el día 25. La proclamación de candidatos y la admisión de recursos será entre ese día y el 29 de mayo. La siguiente jornada comenzará la campaña, hasta el día 12 de junio, la víspera de la votación. En esas dos semanas, se prohíbe expresamente «realizar campañas de imagen o publicidad pagadas o sometidas a algún tipo de contraprestación». El domingo 13 de junio será la votación, en una sola jornada continua de al menos 10 horas, según recogen las bases de la convocatoria de las primarias socialistas. Si ninguno de los candidatos lograra la mitad de los votos habría que recurrir a una segunda vuelta una semana después, el 20 de junio, que contribuiría a ahondar la fractura del PSOE-A.