Méritos e infamias

El zoo humano

El Señor del Gran Poder ha ido a los barrios más conflictivos de Sevilla para ridiculizar a los piensan que aquello es un lugar donde sacar fotos de la pobreza como en un safari

El Cristo del Gran Poder por el barrio de Los Pajaritos, durante el traslado a la Parroquia de las Candelarias de Sevilla
El Cristo del Gran Poder por el barrio de Los Pajaritos, durante el traslado a la Parroquia de las Candelarias de SevillaEduardo BrionesEuropa Press

Al Señor del Gran Poder lo han sacado de San Lorenzo para llevarlo hasta los barrios más conflictivos de la capital andaluza. Sevilla también lo es aunque no se vea la Giralda ni haya guiris despistados. Gracias a esta misión los ojos se posan ahora en un no-lugar al que cada día van miles de personas atraídas por la devoción de una imagen que desborda creencias, dogmas y principios, porque como un verdadero espigón consigue frenar cualquier marea de contradicción. Todo en su figura vacilante, cargada con la cruz durante 400 años, es pura verdad, íntegra certeza su estampa «navegando sobre las humanas aguas» en la amanecida, recorriendo las calles donde jamás se verán nazarenos de ruan de madrugada. Pero allí van todos los que quieran visitarlo para ser testigos de lo que no quieren ver, de nuevo Jesús es un profeta que anuncia a todos la verdad de su reino, pues no fueron otros que los pobres y desamparados a los que vino a redimir. Pero aquí está la paradoja, ¿quiénes son en estos días los menesterosos, quién el cordero ante el sacrificio? ¿La gente que vive atrapada en la pobreza o quienes salen del Metro alucinados como si acabaran de bajar de un platillo volante? Como en San Lorenzo, con el Gran Poder no hay ni trampa ni cartón, por eso quienes levantan las cejas ante las ventanas rotas y las fachadas despintadas, los que se asombran ante las colchas colocadas como reposteros, los que ponen cara de asco cuando ven la pobreza y la miseria en estado puro, no se dan cuenta de que la misión para quienes de verdad se hace es para ellos, no para los vecinos de Los Pajaritos. El Señor los ha llevado hasta allí para ridiculizar a los piensan que aquello es un zoo humano donde sacar fotos de la pobreza y el aislamiento social como si estuvieran en un safari y luego tomarse un botellín fresquito en el Arenal, como si nada hubiera sucedido.