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Llamadme Fran

“Su penúltimo requiebro ha sido ingresar en el Partido Popular como monaguillo de Teodoro García Egea”

Fran Hervías en el XVI congreso autonómico del PP andaluz
Fran Hervías en el XVI congreso autonómico del PP andaluzÁlex CámaraEuropa Press

Hervías es la segunda persona del singular del pretérito imperfecto del verbo hervir y bullente es, en efecto y en los pasillos, el congreso regional del Partido Popular por intercesión, entre otros, de esta persona singular e imperfecta de nombre Francisco Javier y motejada Fran, apócope que suena como un sartenazo… por la espalda, naturalmente, tal es la marca de la casa. Gerundense de la Costa Brava, dio con sus huesos en Granada por aquellas cosas raras que siempre han pasado en Ciudadanos –lo mandaron de paracaidista para liquidar a Luis Salvador: sabe Dios por qué– y así lleva un lustro de carrera en Andalucía, donde se ha doctorado en luchas intestinas a razón de dos cambios de chaqueta por semana. Su penúltimo requiebro, jamás cometeremos la osadía de decir el último, ha sido ingresar en el Partido Popular como monaguillo de Teodoro García Egea, es decir, como enemigo de Moreno Bonilla y su propósito de agotar la legislatura, y en funciones de sicario con el encargo de liquidar a su anterior partido sin que ni siquiera parezca un accidente. Resulta curiosa la estrategia del PP genovés de intentar llegar a La Moncloa a través del enfrentamiento con sus dos gobiernos autonómicos más significativos, el de aquí y el de Madrid, pero es tan apabullante el nivel de toxicidad que han alcanzado Pedro Sánchez y sus compinches, que puede incluso que logren su objetivo. Será «a pesar de» y no «gracias a» estos maquiavelos de guardarropía que han florecido en todos los partidos en demostración palmaria del declive de nuestra clase política. Y si la cosa no sale bien, veremos a Fran Hervías maniobrar para hacerse con la sucesión de Sánchez Gordillo en la Alcaldía de Marinaleda. Total, un bandazo más o un bandazo menos… ¿quién iba a notarlo?