"El bloc"
Voces de Andalucía
“Lo esencial de la función es el acento de los intervinientes: natural, suave, melódico y cargado de matices”
Si existe o no una dramaturgia genuinamente andaluza es una cuestión que deberán abordar los especialistas en el foro adecuado, por supuesto, pero un espectador poco avisado como el firmante salió el jueves del teatro Lope de Vega –lleno a reventar hasta en los palcos e incluso con un puñado de espectadores sentados en sillas sobre el escenario– con la sensación de que sí. Antonio de la Torre, actor malallano que podría también considerarse intérprete sevigueño, era el reclamo del cartel de «Un hombre de paso», estreno absoluto de una obra dirigida por el almeriense Manuel Martín Cuenca y sostenida por los cordobeses María Morales y Juan Carlos Villanueva, dos obreros de las tablas que deleitaron con una actuación sencillamente magistral. El texto bebe sin disimulo de «Si esto es un hombre», el relato que hizo Primo Levi tras sobrevivir a Auschwitz. Se trata, o sea, de una temática universal –el cinismo, la ignorancia como autodefensa, el horror, la guerra…– mirada desde este rincón del mapamundi, es decir, con una voz propia pero sin caer en el folklore. No son palabras utilizadas a voleo, puesto que lo esencial de la función es el acento de los intervinientes: natural, suave, melódico, cargado de matices, sin un miligramo de ese «andalú forsao» con el que políticos de todo el arco ideológico –Moreno Bonilla, María Jesús Montero, Teresa Rodríguez…– y locutores adeptos al régimen, al que toque en cada momento, maltratan a las bellas hablas de Andalucía, que son muchas y muy ricas. La representación, a pesar de algunos defectos evidentes, alecciona sobre el comportamiento humano en situaciones extremas. Pero enseña mucho más sobre cómo los de aquí podemos, y debemos, expresarnos sin complejos en esta España permanentemente tensionada por los separatismos racistas.
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