"Méritos e infamias"

Luxemburgo

“En el corazón del blanqueo financiero europeo consolidó según el juez parte del dinero trincado por el ex consejero de Hacienda Ángel Ojeda”

El exconsejero andaluz de Hacienda Ángel Ojeda
El exconsejero andaluz de Hacienda Ángel Ojedalarazon

Nada es sospechoso en este pequeño país del centro de Europa. Las suaves y doradas colinas que lo bordean producen uno de los mejores vinos blancos que un pecador pueda llevarse a la boca. Sobre las grandes manzanas que forman sus fastuosos edificios no hay un papel en el suelo y el ruido de los deportivos se escucha suavecito sobre el bello asfalto gris. Hay bonitas sastrerías de inspiración alemana y en las terrazas se sirven tazas de café o refrescos por cinco euros. No sé si fue de la impresión, pero en las horas que pasé allí no había ni un solo feo, ni tampoco fea que te saliera al paso por las murallas de la ciudadela. Todo son sonrisas, buenos modales y confort, que son las bases de la verdadera riqueza. Y como decía, no hay nada sospechoso, porque a cada paso te topas con magníficas oficinas de entidades bancarias con las que un tipo criado bajo el signo de las cajas de ahorro no puede ni soñar. Lógicamente, nadie entra ni sale de ellas sin bajarse del cochazo inglés o bávaro. Nada miente en este Gran Ducado del buen vivir que existe únicamente como alcancía secreta para los grandes profesionales de la mangoleta universal y andaluza en particular. Ya lo sabían, ¿verdad? ¿Dónde ha aparecido parte del dinero que se llevaron de los famosos cursos de formación para desempleados de la Junta de Andalucía? En Luxemburgo, ni más ni menos que en el corazón del blanqueo financiero europeo consolidó según el juez parte del dinero trincado por el ex consejero de Hacienda Ángel Ojeda, ya fallecido. En menos de un año y medio según la investigación recibió 33 millones de euros a través de sus empresas. Un dinero canalizado por una red de testaferros que ahora vemos relucir bajo los adoquines de la elitista Luxemburgo. Como Griñán, se calificó de «ciudadano ejemplar», y como Griñán también defendió su honorabilidad. No se había llevado un duro, a lo mejor no a su casa, pero sí a esta cueva de Luis Candela del dinero público.