Estudio
De qué hablar (y de qué no) sobre sexualidad con tus hijos adolescentes
La premisa fundamental: o hablas con ellos o buscarán información, probablemente sesgada, en otro sitio
Todos los padres se hacen la misma pregunta: ¿Cuándo y cómo debo hablar sobre sexualidad con mis hijos? En este reportaje, expertos de Diversual tratan de ofrecer algunas claves.
Hablar de sexualidad no es hablar de sexo. ¿Qué sería entonces hablar de sexualidad?
Cuando hablamos de practicar sexo solemos referirnos a la actividad sexual más que al concepto general de sexualidad. Hablar de sexualidad implica abordar una dimensión más amplia que incluye la reproducción, el placer y la comunicación. La sexualidad es algo que está presente en nuestras vidas, desde que nacemos hasta que morimos y que está formada por factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos y culturales.
Por tanto, la sexualidad engloba desde la reproducción, hasta otros aspectos como la orientación sexual, los comportamientos sexuales, la vinculación afectiva, las fantasías, los roles y un largo etcétera.
¿Por qué es necesario hablar de sexualidad con los adolescentes?
Proporcionar una educación sexual de calidad y hablar de sexualidad con los adolescentes es indispensable si aspiramos a que puedan lograr un alto grado de bienestar y desarrollo de su salud sexual. No solo se trata de prevenir enfermedades y embarazos no deseados, también incluye abordar temas como el amor, el placer, la libertad sexual, la igualdad de género y muchas otras cuestiones que afectan de forma más o menos directa a la consecución de una sexualidad positiva y feliz.
Los niños y niñas empiezan a recibir educación sexual desde que nacen a través de las interacciones y experiencias que suceden a su alrededor. Es por ello que no es posible no recibir educación sexual, lo que va a variar entre unos adolescentes y otros es el tipo de información que van a recibir y cómo la procesan.
Aunque la sexualidad vaya construyéndose durante toda la vida, en la adolescencia es cuando va a adquirir una mayor dimensión, ya que es el momento en el que se van a consolidar la identidad y la orientación sexual. Por eso, esta etapa es clave para que asumamos nuestro papel como agentes educadores informales a la hora de proveer información afectivo-sexual a nuestros hijos. Además, se trata de una etapa de muchos cambios, en los que van a surgir muchas dudas y nuestro apoyo puede ser vital para tomar decisiones responsables basadas en información de calidad.
¿Qué temas incluye hablar de sexualidad con ellos?
Como ya hemos comentado, hablar de sexualidad no es solo hablar de anticoncepción. Se pueden introducir y ampliar temas como los cambios corporales, las relaciones afectivas, el funcionamiento sexual, el inicio de las relaciones sexuales, la orientación sexual y la igualdad de género. Algunas de estas temáticas puede que ya se hayan abordado anteriormente, y es posible profundizar aportando una mayor cantidad de información para facilitar la asimilación de los conocimientos.
¿Hay temas que no son necesarios tocar?
Más que no abordar ciertos temas, lo que debemos hacer es adaptarnos a la capacidad de comprensión del adolescente y sobre todo a nuestros conocimientos. Es posible que en más de una ocasión nos tengamos que enfrentar a preguntas y explicaciones a las que no sabemos dar respuesta. Ante esta situación, no vale tirar de imaginación y dar una explicación sesgada y sobre la que no tenemos evidencia de que sea real.
No pasa nada por admitir que no tenemos la información suficiente sobre un tema concreto. Muchas veces es más importante cómo reaccionamos ante ciertas cuestiones o dudas que el tener una respuesta siempre lista. Ante temas sobre los que no tengamos información, podemos aprovechar para enseñarles a nuestros hijos cómo acceder a fuentes y sitios aconsejables en los que puedan encontrar respuestas a sus dudas en base a información veraz y contrastada.
¿Cómo abordar estos temas?
En el caso de que aparezcan temáticas para las que nuestros hijos no sean lo suficientemente maduros, hemos de intentar adaptar la información al máximo, siempre evitando introducir conceptos que no sean capaces de asimilar. El no responder a una pregunta sobre un tema no va a conseguir que desaparezca la curiosidad sobre él, al contrario, es bastante probable que nuestro hijo acabe acudiendo a otros canales de información que seguramente preferiríamos evitar. Por más que nos resulte incómodo, siempre vamos a preferir ser nosotros los que den esas respuestas y que no las busquen en la pornografía, por ejemplo.
¿Quién debe hablar de sexualidad a los adolescentes? ¿De quién es la labor de su educación sexual? (escuela, familia, sociedad...)
Los padres y madres y las familias son clave en la formación de la sexualidad de los adolescentes. Los niños y niñas necesitan recibir información de calidad, pero también adquirir habilidades para poder tomar decisiones responsables en sus relaciones afectivo-sexuales. De igual modo, los padres y madres son un modelo que los adolescentes van a tomar a la hora de integrar y reproducir comportamientos.
La escuela y otros profesionales de la salud tienen también un papel muy importante, en este caso de manera más formal a la hora de hablar de sexualidad a los adolescentes. Integrar la educación sexual en el currículo oficial es una forma de asegurarnos sobre que hay ciertos conocimientos que todos los niños y niñas van a poder recibir durante su etapa académica. Dichos conocimientos deben acompañarse siempre de recursos para aprender también a gestionar adecuadamente sus necesidades afectivas y sexuales y que así puedan sentirse libres en la construcción de su sexualidad.
¿Hay otros ámbitos que deberían tomar medidas para que recibieran una buena educación sexual?
Dentro de la Declaración de los derechos sexuales se reconoce el derecho a una educación integral de la sexualidad. Esto implica que todas las personas tienen derecho a recibir educación sexual desde su nacimiento y que en este proceso deberían implicarse todas las instituciones sociales. Los adolescentes tienen derecho a una información que les permita vivir libremente su sexualidad desde el respeto, la libertad y la dignidad.
Hay muchos agentes sociales implicados en la información y educación sexual. Instituciones, medios de comunicación y familia participan en la asimilación de valores y conocimientos que van a determinar la forma de sentir, actuar y desenvolverse en la sexualidad. Es por ello, que todos tienen la obligación de proporcionar una información clara, contrastada y basada en hechos científicos.
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