Deportes
Christian Jongeneel será el primer nadador del mundo en cruzar el mar de Alborán
Se enfrenta a un recorrido de 100 kilómetros en 24 horas para conseguir donativos destinados a la educación en Enfermería de 135 jóvenes de India
“Una sola posibilidad es suficiente para mí”, asegura el nadador malagueño Christian Jongeneel. Si lo consigue, será la primera persona del mundo que cruce a nado el mar de Alborán, una empresa que se antoja bastante complicada por las fuertes corrientes marinas, el viento, las medusas o el simple hecho de realizar por primera vez una hazaña como esta. El recorrido consta de 100 kilómetros y tendrá una duración de 24 horas ininterrumpidas, con pequeños intervalos de 30 segundos para beber agua o comer algo. Sin embargo, al igual que con las otras grandes travesías que ha realizado en el Canal de la Mancha; el estrecho de Molokai, en Hawái; el estrecho de Gibraltar; o la doble vuelta a la Isla de Manhattan; el objetivo de Jongeneel vuelve a estar por encima de cualquier marca personal. El motor que le ayuda a superar los momentos más duros de cada travesía es la solidaridad. Fundación Vicente Ferrer, a través de Brazadas Solidarias, destinará todo lo recaudado a que 135 mujeres de la India rural puedan estudiar Enfermería en el Hospital de Bathalapalli.
En este contexto, después de consultar las posibilidades con un oceanógrafo especializado en corrientes marinas de la Universidad de Málaga –que al principio tachó de disparatada la idea– y varios expertos, todas las conclusiones marcaron septiembre como el único mes en el que “algún día” se podrían dar las mejores condiciones para intentar llevar a cabo este hito deportivo. Siguiendo el plan, este miércoles tuvo lugar una reunión en la que se decidió que mañana, 10 de septiembre, podría ser el día más apropiado. Así, tras confirmar el día a los militares, obtener todos los permisos y aglutinar a todos aquellos –voluntarios, sanitarios y bomberos– que acompañan al deportista durante la travesía, mañana tendrá lugar esa pequeña “posibilidad” con la que sueña desde hace meses. Además, para que nadie se pierda detalle, la travesía se podrá seguir en directo a través de la web de Brazadas Solidarias.
Los retos deportivos solidarios movilizan a la sociedad, a curiosos y deportistas con un doble objetivo: pasarlo bien y recaudar fondos. No obstante, una hazaña como esta, inédita hasta ahora, requiere la entrega total del deportista. Para muchos es complicado entendercómo un ingeniero forestal con plaza fija en la Junta de Andalucía dejó su trabajo por ayudar a los demás a través del deporte, pero hablar con él es como acudir a una masterclass para practicar el “Mantra Shanti”, uno de los rituales indios por excelencia para encontrar la paz interior y abandonar sentimientos como la competitividad. “Para mí, nadar es mucho más sencillo que antes. Si en otro momento me movía un sentimiento competitivo, de superación e incluso de aventura, actualmente lo que mueve es un sentimiento de aportar algo con lo que he hecho toda mi vida”, afirma el deportista. Según explica, en la Fundación Vicente Ferrer, con la que lleva desarrollando diferentes proyectos desde hace 14 años, “todos los proyectos son super palpables”. Asimismo, el nadador malagueño insiste en que tanto esta hazaña como todos los retos anteriores responden a una sola forma de entender el deporte y la vida: “no quiero intentar ser el mejor del mundo, sino el mejor para el mundo”, sentencia.
Así las cosas, mañana a las 4 de la madrugada Jongeneel y su equipo acudirán al Puerto de Almerimar para partir hacía la Isla de Alborán. Una vez allí, prevén que la aventura comience a las 8 de la mañana y dure todo el día y toda la noche. Un recorrido de unos 100 kilómetros –desde la Isla de Alborán a la costa andaluza– del que seguro que estarán atentos fuera de nuestras fronteras. Aunque han estudiado “diferentes escenarios”, el nadador se enfrenta a un campo de batalla que le pondrá a prueba. Sin ningún tipo de protección, solo llevará un bañador y gafas. El mar es caprichoso y en esta ocasión se puede encontrar con corrientes que no le dejen avanzar, fuertes vientos o grandes bancos de medusas. De hecho, podría ser que por esa zona, al caer la noche, bancos de medusas suban a alimentarse del plancton que se queda suspendido en la superficie. El malagueño reconoce que la idea, solo de pensarla, “impone”, pero no le preocupa porque para él “pensar en positivo no es tener fe, ser positivo es saber que lo que estás haciendo ahora mismo, independientemente del resultado, merece la pena”.
El objetivo es recaudar 12.000 euros para completar lo que queda del objetivo anual –unos 80.000 euros– para cubrir los estudios en Enfermería y la residencia de 135 jóvenes en India. La Fundación Vicente Ferrer lleva más de 50 años ayudando a cambiar el futuro de niños, niñas, jóvenes y adultos en situación de vulnerabilidad en India. En concreto, el proyecto por el que actualmente Jongeneel se ha aventurado a cruzar el mar de Alborán va más allá del ámbito sanitario y facilita que más de un centenar de mujeres, que en la mayoría de los casos son obligadas a casarse jóvenes y permanecer relegadas al cuidado del hogar, puedan cambiar su futuro, acceder a unos estudios superiores y trabajar para seguir contribuyendo al desarrollo de su comunidad. El nadador malagueño no se cansa de decirlo, “las pequeñas acciones son las que cuentan”, por lo que cualquier aportación, asegura, “es importante para mí y para ellas”. Para colaborar, todos aquellos que quieran pueden hacerlo a través de la web de Fundación Vicente Ferrer y Brazadas Solidarias.
No sabremos nunca cuál es la clave del éxito para cumplir nuestras metas. Jongeneel tampoco lo sabe, pero lleva entrenando desde que prácticamente tiene uso de razón, abandonó el miedo cuando dejó de competir y ahora se enfrenta a un reto con el que seguramente, si el tiempo lo permite, hará historia.
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