Entrevista

Antonio Marín: «Los e-Sports deberían estar becados»

Es uno de los andaluces pioneros en hacer las «Américas» con esta práctica

Antonio Marín, jugador de e-Sports
Antonio Marín, jugador de e-SportsLa RazónLa Razón

Antonio Marín Molero es uno de los andaluces pioneros en hacer las «Américas» en los e-Sports. Juega al «Rocket League» en una Universidad de Michigan que le ha becado para estudiar Analítica de Datos. Pone el acento en el necesario compromiso de las instituciones universitarias más allá de los deportes tradicionales.

Llegas un día a tu casa y le dices a tu madre que «la carrera si eso la hago en EE UU», con una beca universitaria.

Pues más o menos fue así. Desde hace unos años ya mis padres sabían que yo jugaba al Rocket League y que era bueno. Un día le comenté a mi madre que con mi nivel yo podría llegar a jugar por una universidad en EE UU. Yo se lo dije más en serio de lo que ella se lo tomó (risas) pero rápidamente se puso en contacto con una empresa que consigue becas de fútbol en EE UU.

¿Y?

Al poco recibimos ofertas de algunas universidades y decidimos entrar en Siena Heights University, una universidad en Michigan que cada año está invirtiendo más dinero en el equipo de e-Sports.

Para los no familiarizados, ¿qué es eso del Rocket League?

Básicamente es fútbol con coches, los cuales pueden hacer muchas mecánicas diferentes como volar. Además, es uno de los juegos más competitivos y populares que hay hoy en día.

¿Cómo llegas al juego?

Me lo enseñó un primo a los siete años, y desde entonces no he parado de jugar. Hace dos veranos me di cuenta de que tenía un buen nivel para mi edad. Y lo que era un juego se convirtió en el reto de convertirme en profesional. Esto supone más dedicación, un entrenamiento específico y apoyarte en un coach que «pilote» tu carrera.

Luego viene la beca. Eres como el número uno español en el «Draft» de la Rocket League. ¿Por qué te seleccionaron?

Estaba en lo alto del ranking nacional y mundial. Un coach comprobó mi nivel y me dieron la beca. Para jugar … y para estudiar ingeniería en la propia universidad. No ha sido un camino fácil. Tienes que tener un buen expediente en tu país y un excelente nivel de inglés. Y luego exponerte a una competencia mundial, nuevo país y tener a la familia a miles de kilómetros. Y una de papeles que todavía me duele la cabeza.

¿Cómo te ha ido en la primera temporada?

Me he tenido que ir adaptando, los cambios no son fáciles. Comencé en el segundo equipo de la universidad y en primavera ya me había convertido en el jugador sustituto del equipo que compite en la liga donde juegan los mejores del mundo. Llegué a debutar en un día que me lo pasé genial jugando con mis tres compañeros y teniendo enfrente a profesionales conocidos a los que admiraba «tras el monitor». No me lo creía.

En circunstancia normales, ¿cuál sería del desarrollo normal de tu carrera e-Sportiva?

Aproximadamente solo el 1% de personas que compiten en deportes o e-Sports en la universidad logra convertirse en profesional. Aunque soy consciente de los difícil, voy «partida a partida». Ya se verá si sigo en EE UU o compito en la liga española.

¿Tiene futuro una industria como la del videojuego en España? ¿Hay algo que ves allí y que debería «desarrollarse» aquí?

Poco a poco estamos normalizando el jugar y competir en videojuegos en España. Deberíamos aprender más sobre su cultura de la competición en la universidad. Las universidades deberían empezar a becar los e-Sports igual que en los deportes tradicionales.

¿Te sigue regañando tu madre con el clásico «deja ya la maquinita»?

De hecho es al revés. Suelo jugar unas dos horas al día y mis padres me animan a jugar más todavía.

Y para aquellos que no saben calibrar el tridente tiempo-ocio-juegos virtuales.

Les diría que siempre hay tiempo para todo, lo único que se necesita es una buena organización para complementar estudios, competición, ocio y trabajo.