Política

Los barones populares retan a Sánchez en el Senado

El grueso de dirigentes territoriales a los que atacó el presidente del Gobierno se muestran «a favor» de debatir con él en la Cámara Alta

Feijóo, junto a los barones del PP que irán a elecciones en los próximos meses
Feijóo, junto a los barones del PP que irán a elecciones en los próximos mesesDIEGO PUERTAPP

El pasado miércoles, en el Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez formalizó su condición de líder de la oposición a las comunidades autónomas dirigidas por el Partido Popular. Fue en una comparecencia que, inicialmente, estaba prevista para rendir cuentas por la celebración del último Consejo Europeo y la corrupción que golpea a la Moncloa. Aunque, a última hora, el orden del día se modificó para introducir otra temática más: el bloqueo de la legislatura tras la última (no) ruptura anunciada por Junts.

Sin embargo, el presidente del Gobierno se sacó de la manga un concepto nuevo, «la corrupción moral del PP», y dedicó la mayor parte del tiempo a bombardear a los barones populares con datos trufados. Una confrontación inédita en democracia a la que responden los aludidos con el siguiente reto: un debate monográfico en el Senado en el que puedan rebatir, una a una, «todas las falsedades» que vertió sobre la Tribuna de oradores. La iniciativa, esbozada primero por la Junta de Castilla y León, coge fuelle.

El grueso de presidentes territoriales del PP, preguntados por LA RAZÓN, se muestran «a favor» de un cuerpo a cuerpo en la Cámara Alta, la institución donde corresponde debatir sobre el estado de las autonomías, y desafían a un Sánchez que, en lugar ser aliado, se ha convertido en inquisidor. Una estrategia que obedece a una realidad, según esgrime un destacado barón popular: «Como sus candidatos no tiran, ha decidido ser él quien haga el trabajo sucio». Todos los líderes autonómicos del PP asumen que se ha terminado el tiempo de colaboración institucional con el Ejecutivo de la nación, si es que algún día lo hubo. Que, ahora, lo empaña todo una campaña permanente en la que Sánchez piensa las veinticuatro siete en términos electorales.

En su intervención desde el Hemiciclo, Sánchez no dejó ni una sola comunidad popular sin mentar. Según el recuento de Génova, se salvaron Cantabria y La Rioja. El resto, todas. Imposible, incluso, dirimir con cuál fue más beligerante. Aunque no es ningún secreto que su principal némesis es Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, en la cúpula popular se muestran encantados con este rol que ha asumido el presidente. «A nuestros barones les da votos», aseguran fuentes próximas a Alberto Núñez Feijóo, que le ven varias ventajas. Por ejemplo: «A Vox lo deja fuera del mapa».

Aun así, la actuación de Sánchez causó cierto estupor entre los mandos populares, que poco a poco han ido reaccionando con una oferta para debatir en primera persona. Sobre todo, porque así tendrán ocasión de poder defenderse. Más allá de que se calzó un discurso que no venía a cuento con el debate que estaba previsto, lo cierto es que Sánchez jugó con enorme ventaja: disparó de forma indiscriminada contra personas que por no tener capacidad de responderle, ni siquiera se encontraban físicamente allí.

Fue Juanma Moreno el primero que retó a Sánchez públicamente. Desde los pasillos del parlamento andaluz aseguró que no tenía reparo en cursar invitación «al señor Sánchez al debate del estado de la comunidad» que se va a celebrar «en las próximas semanas» en Andalucía. «Podríamos llegar a un acuerdo en la Mesa del Parlamento para posibilitar que el señor Sánchez venga a debatir conmigo sobre los asuntos de Andalucía, pero con rigor y seriedad. Si quiere debatir conmigo, estoy dispuesto».

Por otra parte, expresó su teoría de por qué hizo lo que hizo: «Sale a salvar en el Congreso a la señora Montero dada su situación política. Montero no levanta expectativas ni ilusión en las encuestas». Las andaluzas están a la vuelta de la esquina como quien dice y serán unas elecciones trascendentales, en las que el PP se juega ni más ni menos que una mayoría absoluta en el que siempre fue feudo del PSOE.

En San Telmo aseguran que si Sánchez no quiere ir a Sevilla a debatir, hay total disponibilidad para organizar un debate en el Senado. La idea, no obstante, parte de otra Junta, la de Castilla y Léon, que se examinará en las urnas dentro de poco. El Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco denunció que la actitud de Sánchez obedecía al «nerviosismo ante el escenario electoral» y era un acto de «cobardía, al hacer declaraciones cuando los presidentes autonómicos no están presentes».

Al respecto, el portavoz del Ejecutivo, Carlos Fernández Carriedo, recordó que «hace tiempo ya se utilizó la Cámara Alta para un debate sobre el estado de las comunidades, y sería una buena oportunidad para reeditarlo con la participación de los presidentes autonómicos». Su presidente, Mañueco, estaría «encantado de acudir allí». Sus colegas, consultados por este diario, le respaldan. Decide la Moncloa.