"El bloc"

Barrios

El autor "se muestra en su faceta más reporteril para desmontar el mito que el ególatra Queipo mandó a construir sobre sí mismo"

Manuel Barrios, referencia del periodismo
Manuel Barrios, referencia del periodismoLa Razón

Reedita David González Romero, impagable agitador cultural, el retrato que hizo Manuel Barrios de Gonzalo Queipo de Llano, general republicano adherido por puro interés personal al golpe de 1936, conquistador para el bando nacional del suroeste peninsular, feroz represor en la posguerra y, finalmente, cadáver polémico removido hace unos meses de su tumba en la Basílica de La Macarena, hermandad que tanto le debe pese a su vesania porque el ser humano es contenedor simultáneo de virtudes y defectos, mal que les pese a quienes preconizan una visión maniquea del mundo. Del libro en cuestión, «El último virrey», interesa hoy más el retratista que el retratado. En 1978, cuando todavía había que llevar ojos en la nuca si se cuestionaban las hagiografías oficiales de los prebostes del franquismo, fue una biografía valiente, necesaria y reveladora, una obra escrita con la calidad literaria que al autor imprimía a todos sus textos, sí, pero sobre todo con el coraje cívico de un periodista enorme… con quien tuvimos el honor de trabajar en los primeros años de LA RAZÓN de Andalucía (dos ediciones de un premio para periodistas jóvenes a su nombre atestiguan el fantástico recuerdo que dejó). Barrios se muestra en su faceta más reporteril para desmontar el mito que el ególatra Queipo mandó a construir sobre sí mismo. La toma de Sevilla no fue un ingenioso juego de espejos inventado por él, sino un minucioso plan que diseñó el comandante Cuesta Monereo. Y sigue plenamente de actualidad la posdata del autor en un prólogo que puso a una edición de los años 90, en la que pide a los lectores contemplar ese negro episodio de la historia de España «sin rencor ni malas pasiones, con la mano abierta y el corazón limpio». O sea, justo al revés de lo que hacen Pedro Sánchez y sus mariachis.