Crisis en el PSOE
Cargos del PSOE reconocen que sabían de las prácticas de Salazar: "Elegía a las chicas para trabajar en función de su físico"
La versión oficial del PSOE y de Moncloa es que nadie conocía las actitudes de Salazar. Sin embargo, muchos cargos del partido comentaban que sus comportamientos no eran adecuados.
La versión oficial, tanto en Moncloa como en Ferraz, es que nadie conocía los presuntos comportamientos sexuales inapropiados de Paco Salazar, el último hombre de confianza de Pedro Sánchez que ha caído en desgracia. Sin embargo, varios cargos del partido discrepan de la versión oficial y aseguran que era de sobra conocido que Salazar estaba manteniendo actitudes censurables con varias compañeras.
«Sus formas y sus comentarios se conocían internamente», asegura en conversación con LA RAZÓN un alto cargo del PSOE que pide mantener el anonimato.
«Incluso se le criticaba que elegía a las chicas para sus grupos de trabajo en función de su físico. Algunos compañeros le han llegado a afear ese tipo de comportamientos», añade. La misma fuente apuntala: «Es difícil saber si el asunto que se ha denunciado ha ido más lejos, si se ha pasado del abuso, pero sí que ha habido insinuaciones y acoso, y eso ya es un delito y no ha pasado nada internamente».
Salazar renunció a sus cargos el pasado sábado después de que dos mujeres, una de Moncloa y otra colaboradora del PSOE, denunciaran ante la prensa que había proferido comentarios obscenos sobre su vestimenta o su cuerpo, mensajes a altas horas para cenar fuera de horario laboral y otras actitudes «babosas».
La noticia se conoció la misma mañana en que el Comité Federal del PSOE le iba a ratificar como número dos de la Secretaría de Organización del partido, en un intento de superar el escándalo propiciado por el encarcelamiento de Santos Cerdán. Además, Salazar ejercía ya de secretario general de Coordinación Institucional como parte del Gabinete de Pedro Sánchez en la Moncloa.
Según fuentes del PSOE y del Gobierno, fue el propio Salazar el que pidió ser apartado, aunque «provisionalmente», de sus cargos hasta que se esclareciera la situación. Sin embargo, reconocen que la fórmula de que sea provisional es un gesto hacia él y ya asumen que jamás volverá a ocupar un puesto de responsabilidad. A pesar de que presuntamente fue él mismo quien solicitó ser apartado, desde primera hora de la mañana se inició una campaña por parte del sector feminista del partido para que le obligaran a dejar sus cargos.
La situación ahondaba la crisis que ya abrió el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en la que se vio a personajes como José Luis Ábalos hablar de forma vejatoria sobre prostitutas. Esto obligó a Sánchez a intentar fortalecer su imagen de feminista con algunas medidas internas.
Desde ese momento, tanto en el PSOE como en el Gobierno se han escudado en que no conocían esos comportamientos porque las víctimas no recurrieron a los canales internos de denuncia. El ministro de Transformación Digital y exjefe de Gabinete de Sánchez, Óscar López, aseguró ayer en Onda Cero que «jamás había oído nada de esto». La nueva portavoz del PSOE, Montse Mínguez, también se estrenó en la sala de ruedas de prensa de Ferraz asegurando que en el partido no se había cursado ninguna denuncia que hubiera permitido actuar al respecto.
«La carga de responsabilidad no debe caer siempre sobre nosotras. Debería haber mecanismos internos para evitar estas situaciones, pues que los apliquen», asegura una socialista que ocupa una alta responsabilidad en señal de su descontento con la gestión del asunto que está llevando a cabo Ferraz. «Por otro lado, ¿cómo denuncias a un tipo que tiene tu futuro en sus manos? Lo cuentas, intentas que llegue a instancias superiores, pero si él se jacta de ser amigo personal del jefe... ¿cómo superas eso? La gente estaba mirando para otro lado. Lo bueno es que puede significar un punto de inflexión», añade.
La estrategia del PSOE de excusarse asegurando que no había denuncias internas sobre el presunto acoso que hicieran sospechar de Salazar también está generando descontento entre algunas militantes y cargos socialistas porque –aseguran– no era nada fácil presentar una denuncia que sirviera para activar los mecanismos internos.
Según explican varias fuentes, hasta el 41º Congreso Federal de Sevilla, que se celebró a finales de noviembre y diciembre del año pasado, el protocolo de acoso del PSOE sólo era aplicable a los trabajadores en nómina del partido. Es decir, que no incluía a todas las personas con las que la gente del partido pudiera tener relación. Fue ahí, en Sevilla, donde se aprobó un nuevo protocolo que cubría a todas las personas, políticos y trabajadores.
Por otro lado, desde hace tiempo existe un canal de denuncias, pero no estaba activo en la página principal de la web del partido. No fue hasta el pasado sábado, cuando ya se habían conocido los presuntos comportamientos de Salazar, que el PSOE sacó ese apartado a la página principal. Aun así, a día de hoy sigue siendo muy difícil de localizar: está al final de la web, con letra muy pequeña, y bajo el título poco concreto de «Canal de comunicación».
De hecho, al cierre de esta edición todavía no existía ningún tipo de denuncia interna contra Paco Salazar. A pesar de ello, tanto en el PSOE como en Moncloa se han iniciado sendas investigaciones. La de Ferraz está siendo dirigida por la Comisión de Ética y Garantías, según explican varias fuentes, a pesar de que no haya denuncia. En Moncloa se ha activado un protocolo similar al del acoso laboral que, tras realizar una serie de pesquisas con testigos y las víctimas, elevará un informe que servirá de sustento para tomar una decisión.