Perspectiva de la agricultura andaluza
Cesur organiza una jornada empresarial en Jaén para analizar las nuevas políticas agrarias
Los empresarios andaluces analizan los problemas ocasionados por la política agraria comunitaria y proponen algunas soluciones
Andalucía copa el valor de la producción nacional de aceite de oliva con el 83,7%. Según los datos de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de Andalucía (CAGPDS) la producción agraria de Andalucía en 2021 fue de 14.046,10 millones de €, aproximadamente el 3% del valor de la producción agraria de la UE-27 y el 25% del valor de la producción agraria española. Las producciones que más aportan a la producción agraria andaluza son las hortalizas, plantas y flores (4.326,66 millones de €, 35,01%), frutas (3.639,06 millones de €, 29,45%), y aceite de oliva (1.223,87 millones de €, 9,90%).
El gobierno autonómico publica también que el sector agro, con 1.079,47 millones de euros, supone el 8,5% del PIB de la provincia de Jaén (en el año 2022). Además, la producción de la rama agraria registra 1.869,94 millones de euros, lo que representa el 15,5% del PIB de la provincia. Entre las producciones destaca el aceite con 1.366,42 millones de euros.
Por otra parte, el Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social en Jaén contabiliza 53.472 ocupados en la actividad agraria, lo que supone el 22,68% de los afiliados de la provincia de Jaén y el 13,25% de los afiliados al Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social de Andalucía.
Estos son algunos datos que se extraen del informe “Prospectiva estratégica para el sector agroalimentario andaluz y extremeño” que ha presentado la Asociación de Empresarios del Sur de España, Cesur, en Jaén. El estudio ha sido promovido por la Comisión de Agroindustria de Cesur, y realizado por Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Monte, Etsiam, de la Universidad de Córdoba, en colaboración con la comisión.
El informe ha sido presentado en la jornada “Estrategias para afrontar los retos “imposibles” de las nuevas políticas agrarias” que ha patrocinado Caja Rural Jaén, ha presidido Fernando Seco, vicepresidente ejecutivo de Cesur, y ha sido presentado por el coordinador del informe, Pablo Lara, Dr. ingeniero agrónomo y profesor titular de Etsiam.
La jornada también ha contado con una mesa coloquio en la que han participado Iván de Arteaga, presidente de la comisión de agroindustria de Cesur y CEO de Castillo de Monclova; Antonio Berlanga, miembro del Consejo de Jaencoop y presidente de la S.C.A. Ntra. Sra. De Guadalupe de Úbeda; José Gilabert, presidente de Puerta de las Villas; Julián Navarro, presidente de Appistaco; y José Peláez, socio director de Prenova.
Conclusiones del encuentro
En Andalucía, el sector agroalimentario (sector agrario e industria de alimentación y bebidas) es una de sus principales fuentes de generación de riqueza y empleo. En conjunto, las actividades agroalimentarias aportan en torno al 15% del Valor Añadido Bruto (13.000 millones €), el 17% del empleo regional (unos 500.000 trabajadores) y suponen el 40% del valor de las exportaciones regionales.
En el contexto nacional, Andalucía representa alrededor de una cuarta parte del valor de la producción agraria en España y aporta más de un 30% del valor añadido y el empleo del sector agrario nacional. Además, es la primera comunidad autónoma por valor exportado de productos agroalimentarios.
Este papel se desarrolla en el medio rural y juega por tanto un papel clave para el equilibrio demográfico y evitar la despoblación.
Ante la importancia del sector para la economía de la región y el bienestar de la sociedad andaluza, Cesur presentalas medidas comunitarias que están afectando y van a afectar dramáticamente al sector agroalimentario andaluz:
- La implantación de las medidas de la Estrategia de la Granja a la Mesa supondría, según diversos estudios, reducciones de la producción entre un 10 y un 16%, una disminución de los ingresos y la renta de los agricultores entre un 16 y un 25%, la pérdida de competitividad de las explotaciones respecto a países terceros y el deterioro de la balanza comercial.
- El Reglamento de Uso sostenible de los productos fitosanitarios para reducir el uso de plaguicidas en un 50% puede suponer reducciones de la producción de hasta un 25% al no disponer de herramientas que puedan sustituirlos con la misma eficacia. El plan sobre la gestión integrada de nutrientes para regular el uso de los fertilizantes incluye una serie de obligaciones de asesoramiento y el uso de una herramienta digital que suponen nuevos costes administrativos y de gestión, además de implicar nuevas reducciones de rendimientos.
- El incremento de la superficie dedicada a la producción ecológica disminuirá la producción agraria de la UE y comprometerá la rentabilidad de los productores ecológicos si el incremento de la oferta no es consecuencia de la tracción de la demanda, hay previsto un 25% de suelo dedicado a producción ecológica y la demanda es del 8%.
- El retraso en abordar la regulación comunitaria de las nuevas técnicas de edición genética aplicada a las plantas está comprometiendo las oportunidades de nuestros agricultores de adaptarse a la nueva situación climática (adaptación a la sequía y enfermedades emergentes) con herramientas eficaces.
- Por otra parte, el Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera no incluye a los productos agrícolas, pero sí a las materias primas que se produzcan con combustibles fósiles como los fertilizantes, lo que supondrá un incremento adicional de costes para los agricultores, sin que haya medidas de política comercial que beneficien la competitividad de nuestros productores.
- En cuanto al bienestar animal, la iniciativa sobre el fin de las jaulas puede requerir inversiones en nuevas instalaciones a nivel de la UE entre los 2.100 y los 3.500 millones de euros en el caso de la producción porcina, y en la producción avícola unos 3.200 millones de euros, como mínimo, costes que difícilmente se recuperarán completamente. Al no ser la reducción de la demanda proporcional a la caída de la producción se producirá la deslocalización de ésta hacia otros países que no cumplen las normas del mercado europeo.
- Las normativas sobre la degradación forestal multiplican la carga económica y administrativa y amenazan la competitividad del sector ganadero, provocando perturbaciones en el suministro de materias primas.
- La propuesta sobre la captura de carbono en los suelos basada en la medición es muy restrictiva para la agricultura, y excluye de su ámbito de aplicación todas las actividades de mitigación, eliminando oportunidades de negocio para los agricultores que podrían aliviar los costes impuestos por las prolíficas medidas regulatorias. El régimen de comercio de los derechos de emisión es difuso y están basados en aproximaciones en cuanto a su medida. La posibilidad de sustituir cultivos productivos por improductivos afectará negativamente a la producción. Hay otras alternativas a la de convertir a la agricultura en sumidero.
- La regulación sobre la reducción del uso de los plásticos incorpora unimpuesto sobre los envases de plástico no reutilizables, que la patronal de la industria de la alimentación y bebidas de España (FIAB) calcula que tendrá un impacto de 690 millones de euros para las empresas de este sector y el resto de la normativa sobre envases y residuos de envases podría tener un impacto en la próxima década de alrededor de 6.000-7.000 millones de euros en costes e inversiones que se tendrán que realizar, amenazando la competitividad y la supervivencia de 2.400 empresasy más de 25.000 empleos.
- La Propuesta de Directiva de emisiones industriales incluye medidas para restringir las emisiones en las instalaciones industriales, incluidas las industrias agroalimentarias y las explotaciones con un determinado tamaño, que obliga a una serie de requisitos que suponen de nuevo unos mayores costes de explotación y una reducción de las producciones.
- La falta de una política de gestión del agua realista y acorde con la nueva realidad: En el contexto de políticas europeas es especialmente necesario el reconocimiento del déficit hídrico estructural en el Sur de España y la necesidad de acometer un plan que solvente esta situación, y reduzca la exposición al cambio climático que está llevando al campo del Sur de España a pérdidas millonarias.
Para una acción eficaz, urgente y de impacto, Cesur ha solicitado al Gobierno que implemente dinero de los Fondos Next Generation que no se están aplicando a otros menesteres, para invertir en infraestructuras hídricas y de transporte, embalses, tramitación rápida de nuevas plantas desaladoras etc.
Una parte importante del sector agrario andaluz está vinculado a la agricultura de riego, siendo la primera Comunidad Autónoma en superficie irrigada (aproximadamente el 30% del total de la superficie nacional regada). Cuenta además con los sistemas de riego más avanzados y eficientes. El riego por goteo supone casi el 80% de la superficie de riego frente al 45% nacional. La agricultura andaluza ya ha trabajado para hacer frente a los ciclos meteorológicos con fuertes inversiones que suponen un ahorro medio de consumo de un 30%. La apuesta de las administraciones para garantizar el suministro no ha sido paralela a la de los regantes por optimizar su uso.
Un estricto control de la Unión Europea sobre las importaciones procedentes de terceros países que exija a dichos países los mismos estándares de calidad que se aplican a las producciones europeas. Lo contrario es consentir la competencia desleal contra sus socios comunitarios.
- La nueva Ley de Cadena Alimentaria ha supuesto una carga administrativa de muy difícil cumplimento para todos los afectados sin que se hayan conseguido los objetivos perseguía.
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