Andalucía Siglo XXI

ESG, la prioridad de las empresas españolas

Un 37% de los líderes empresariales han incluido las cuestiones ESG entre sus prioridades de inversión durante 2024

Las empresas del Parque Científico y Tecnológico de la Cartuja de Sevilla están comprometidas con la sostenibilidad
Las empresas del Parque Científico y Tecnológico de la Cartuja de Sevilla están comprometidas con las siglas ESGLa Razón

Si 2020 –año del Covid-19– supuso un punto de inflexión para empresas de todo el mundo en el ámbito de la digitalización o el teletrabajo, para las entidades españolas–marcadas por un contexto europeo en el que se pusieron en marcha los Fondos Next Generation– significó un cambio adicional en la forma de concebir la sostenibilidad.

Desde entonces, el término «Responsabilidad Social Corporativa (RSC)» ha quedado relegado a un segundo plano para dar paso a las siglas ESG (Environmental, Social, and Governance), que se refieren a los criterios que las empresas utilizan para medir y gestionar su impacto en el medioambiente, la sociedad y la calidad de su gobernanza corporativa.

Ambos conceptos se siguen utilizando e incluso conviven en algunas ocasiones. Mientras que los criterios ESG son un marco estructurado, técnico y orientado a medir la sostenibilidad con impacto financiero, la RSC es un compromiso más amplio y flexible centrado en la ética y el bienestar social. Las dos estrategias son complementarias, pero ESG tiene un enfoque cuantificable y normativo y la RSC es más comunicativa y basada en valores.

La financiación y apoyo a proyectos alineados con criterios ESG será una tendencia clave en los próximos años. Beneficia al medioambiente, responde a la integración creciente de estos criterios en índices bursátiles internacionales, como el «Dow Jones Sustainability Index», y en evaluaciones internas de sostenibilidad realizadas por las empresas. En este contexto, un 37% de los directivos y líderes empresariales más importantes de España han incluido las cuestiones ESG entre sus prioridades de inversión para 2024/25 y al menos uno de cada tres invertirá también en eficiencia energética. Así queda reflejado en el informe «Perspectivas España 2024» elaborado por KPMG en colaboración con la CEOE, que proporciona una visión integral sobre el estado de las estrategias ESG en el tejido empresarial español. Basado en una encuesta a 1.367 empresarios y directivos de 23 sectores, este análisis identifica los retos y prioridades de las empresas, especialmente en un contexto marcado por la incertidumbre económica y la transformación global.

7 de cada 10 empresarios ha revisado su estrategia de ESG en el último año

La ESG no es una moda y ha llegado para quedarse. Muestra de ello es el siguiente dato: un 76% de los encuestados ha revisado su estrategia de ESG o planea hacerlo en los próximos doce meses. Sin embargo, hay una cifra alarmante, solo el uno de cada tres ha afirmado que los programas de ESG de su compañía impactan positivamente en sus cuentas y dos de cada cinco encuestados señala como uno de los grandes retos «identificar oportunidades sostenibles para la oferta comercial».

Es decir, aún queda camino por recorrer en las compañías españolas. De hecho, casi la mitad (46%) destaca como uno de los grandes desafíos la definición de una estrategia a largo plazo.

El informe también subraya la creciente importancia del desarrollo de productos, servicios y soluciones, especialmente digitales, que estén vinculados a la sostenibilidad. Entre las prioridades corporativas para los próximos tres años, destaca la innovación sostenible, señalada por un 35% de los directivos . También aparece la sostenibilidad en la cadena de aprovisionamiento (32%), seguida por cuestiones como el cambio climático (31%), la gestión ambiental (29%) y otros temas como el compromiso con la sociedad, la economía circular y la digitalización sostenible, cada uno con un 26% de peso en las agendas empresariales.

Por todo ello, la calidad y transparencia en la información sobre sostenibilidad se han convertido en pilares fundamentales para las empresas que buscan cumplir con las normativas actuales y satisfacer las expectativas de inversores y consumidores. La Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) de la Unión Europea amplía significativamente los requisitos de divulgación en materia de sostenibilidad, afectando a un amplio espectro de entidades, incluidas grandes empresas y pymes.

La transición hacia una economía más sostenible y transparente en la Unión Europea requiere que las empresas integren plenamente los criterios ESG en su estrategia y operaciones corporativas a través de procesos para recopilar datos, evaluaciones internas y externas sobre su desempeño e informar de acuerdo con los Estándares Europeos de Reporte de Sostenibilidad (ESRS) para facilitar la comparación y evaluación entre empresas.

Tecnología y gobernanza

La digitalización (70%) y la formación (41%) son otras áreas de inversión destacadas por los empresarios, que complementan las iniciativas de sostenibilidad.

Respecto a la formación, solo un 35% de las empresas cuenta con programas de reskilling y upskilling para formar a su plantilla, lo que pone de manifiesto la necesidad de mejorar las competencias de los empleados en un entorno de transformación digital y sostenible. Asimismo, la atracción y retención del talento se mantiene como una de las prioridades estratégicas, destacada por un 60% de los encuestados. En la propuesta de valor al empleado, el 19% de las empresas señala que la formación es el aspecto más importante, seguido de la conciliación y el bienestar (16%).

El 37% de las empresas planea incorporar IA generativa próximamente

La incertidumbre normativa sigue siendo un obstáculo relevante para las empresas. Los encuestados enfatizan la necesidad de contar con «marcos regulatorios claros y predecibles» para impulsar la inversión sostenible y garantizar la estabilidad. La preparación frente a ciberataques es mencionada por el 44% de las empresas, mientras que un 33% admite haber sufrido algún ciberataque en el último año.

La inteligencia artificial generativa es una herramienta clave para la transformación empresarial. Un 17% de las empresas ya la ha adoptado y un 37% planea incorporarla próximamente. Los principales retos para su implementación son la gestión del cambio (61%) y la capacitación del talento (43%), aspectos que están estrechamente ligados a los objetivos de sostenibilidad y gobernanza.

Previsiones de crecimiento

La OCDE ha revisado de nuevo al alza sus previsiones de crecimiento para España, en particular para este año hasta el 3%, por encima incluso de lo que calcula el Gobierno, de forma que será la segunda más alta de todos los países miembros y superará claramente la media de la eurozona, que se situará en el 0,8 por ciento.

En su informe semestral de Perspectivas publicado a principios de este mes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señala que la demanda interna será el factor que tire del carro de la economía española y eleva también sus predicciones de ese crecimiento para 2025 hasta el 2,3 %, al tiempo que calcula que en 2026 será del 2%.

Entender las siglas: porqué la CSRD invisibiliza a la RSC

La nueva Directiva de Sostenibilidad Corporativa, que entró en vigor en enero de 2023, conocida como CSRD (Corporate Sustainability Reporting Directive), mantiene parte de las raíces conceptuales de la RSC (Responsabilidad Social Corporativa). Sin embargo, la CSRD exige que las empresas informen de su desempeño en sostenibilidad de forma mucho más estructurada y detallada. Esta normativa, que comenzó a aplicarse a efectos prácticos gradualmente a partir de 2024, utiliza como base estándares internacionales como los de la EFRAG (European Financial Reporting Advisory Group) y amplía el alcance de las empresas obligadas a cumplir con ella. Por ejemplo, ahora afecta no solo a grandes corporaciones, sino también a las pymes. En este contexto, el concepto de RSC ha dado paso a las estrategias de sostenibilidad y a los criterios ESG. Es decir, la sostenibilidad pasa de ser una cuestión reputacional o voluntaria para convertirse en un aspecto clave que define el rendimiento empresarial a largo plazo y que ahora también es cuantificable y está sujeto a evaluación y cumplimiento normativo.