Actuación de la Policía Nacional

Camino de récord: Detenido más de sesenta veces en Granada, la última por robar en una iglesia

En el momento de su arresto portaba en el interior de la mochila varios objetos eclesiásticos

Un agente de la Policía Nacional de Elche abre el compartimento de un coche en el que se oculta droga
Un agente de la Policía Nacional Policía Nacional

Algo falla en España cuando una persona es detenida más de 60 veces por distintos robos y sigue cometiendo los mismos actos. Eso es, al menos, lo que se pregunta la mayoría de los ciudadanos. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del estado hacen su trabajo y el poder judicial también, pero la realidad es que resulta difícil de comprender que sucesos de este tipo sigan produciéndose ante la incredulidad generalizada.

Un hombre de 44 años, que cuenta con 60 detenciones previas, ha vuelto a ser arrestado después del robo en un cuarto de contadores, donde viandantes lograron retenerlo hasta que llegó la Policía, y en una iglesia de Granada, de donde se llevó numerosos objetos eclesiásticos de la habitación de un cura.

La empleada de limpieza del edificio sorprendió a un varón saliendo de la habitación donde se encuentran los contadores del agua, donde ella guardaba sus efectos personales, ha informado el Cuerpo Nacional de Policía en un comunicado.

Fue al mirar en el bolso y comprobó que le faltaba el monedero con documentación y dinero, por lo que le pidió al detenido que se lo devolviera, pero se negó y dijo ser revisor del agua. Ambos comenzaron una discusión en la que fue amenazada por el arrestado.

Las voces de auxilio congregaron a varios viandantes que decidieron intervenir, acorralando al hombre para que no se marchara del lugar y, al ser consciente de que no tenía escapatoria, abrió la mochila que portaba, sacando de su interior el monedero que devolvió a la empleada.

Al llegar al lugar los agentes de la Policía Nacional y registrar el resto de objetos que portaba en el interior de la mochila hallaron objetos eclesiásticos, sobre los que no hizo manifestación alguna.

Los objetos habían sido robados del interior de una iglesia situada en el centro de Granada, cuyo propietario era el párroco, que en comisaría manifestó que, dos días antes, le habían sustraído su cartera con dinero, documentación personal, numerosos juegos de llaves y varios efectos del interior de su habitación que tiene dentro de la iglesia.

El cura no se había percatado del momento de la sustracción ni tampoco observó nada forzado que indicara el lugar de acceso del ladrón lo que hace pensar que el varón, que ya ha pasado a disposición judicial, supuestamente accedió a hurtadillas a las dependencias privadas del inmueble.