
Religión
Domingo de Pentecostés, la antesala del momento anhelado
Es el preludio de ese "momento cúlmen" que se vive con la habitual tensa calma que los romeros llevan por dentro

Por Laura Ramírez.
El Domingo de Pentescostés no es para los rocieros un domingo cualquiera, es ese que supone la antesala del momento que llevan un año esperando, el encuentro cara a cara con la Virgen del Rocío, la también conocida con la Blanca Paloma, durante una procesión que dará comienzo esta madrugada.
Es una jornada de sentimientos encontrados, de alegría e ilusión porque se va acercando ese momento y de nostalgia por el final que ha de venir tras el fin de esa procesión y tras el que quedará todo un año de espera.
Es el preludio de ese "momento cúlmen" que se vive con la habitual tensa calma que los romeros llevan por dentro, ya que en las casas y en la calle se afanan, pese al cansancio de los días acumulados, en mantener el ambiente con cantes y bailes y ofreciendo convivencia y hermandad a todo el que llega.
El bullicio, conforme pasen las horas, se irá haciendo más patente en una aldea que se abre por Pentecostés y da cobijo todo el que profesa devoción a la imagen o quiere conocer y participar de la misma.
A las 10:00 horas el repique de campanas del Santuario llamaba a los romeros a participar en la Misa de Romeros, que este año ha cambiado de escenario trasladándose al Paseo Marismeño, a ese balcón de Doñana que le ha dado más esplendor a ese altar efímero montado con los simpecados en insignias de las 127 filiales y, en esta ocasión, también de las 22 asignadas, una categoría previa antes de engrosar la lista de corporaciones oficiales.
Esta eucaristía, junto con el rezo del Santo Rosario por las calles de la aldea esta media noche desde la Plaza de Doñana, son los actos litúrgicos previos a ese encuentro con la Virgen del Rocío, que se producirá esta madrugada.
Entre uno y otro, 12 horas de vivencias y experiencias rocieras que vienen a sumar a las ya atesoradas tantos por los que llevan años viviendo este romería como por los que se han iniciado este 2025 en esta celebración que, a buen seguro, repetirán llenando de momentos, sensaciones y sentimientos ese álbum de recuerdos rocieros.
Tantos uno como otros esperan ya el momento culmen de la romería, los primeros porque, llevan todo un año esperando a revivirlo y él porque ansía saber lo que supone poder encontrarse con la también conocida como 'Reina de las Marismas' cara a cara, de tú a tú, sin rejas intermedias, y poder hacerle partícipe de sus plegarias; y los segundos para descubrirlo.
Ese encuentro con la Virgen comenzará cuando el simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte, procedente del rezo del rosario por las calles del Rocío alcance el Santuario de la Blanca Paloma, ya entrada la madrugada, ante la atenta mirada de las miles de personas que se congregan en el interior del mismo y en sus alrededores.
Será entonces cuando los almonteños más jóvenes, después de horas de espera junto a la reja que impide el acceso al Presbiterio en el que está la Virgen la "salten" y se hagan con las andas del paso para desde allí portarla a hombros durante un paseo por las calles de la aldea que durará horas.
Un recorrido que este año ha sido ampliado al objeto de que la procesión, a su llegada a la Plaza de Doñana, donde se concentraban el mayor número de hermandades, discurra con más agilidad.
Un cambio dará pie a nuevas instantáneas, a nuevos momentos y vivencias inagotables que regala año tras años en la romería de Rocío, pero que no cambiara esos sentimientos encontrados que se viven durante esa procesión, la ilusión y la nostalgia que se harán una frente a la Virgen transformándose plegarias en forma de salves, palmas, olés, vivas y cantes.
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