Cargando...

Cambio de opinión

«Un militante, un cargo»: la promesa de Sánchez que incumple Montero

El presidente del Gobierno ganó las primarias del PSOE en 2017 con compromisos en clave interna que no ha cumplido

Pedro Sánchez y María Jesús Montero, en el Congreso Europa Press

María Jesús Montero es vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE y secretaria general del PSOE andaluz. Divide su actividad política entre el Gobierno de España, la oposición a Juanma Moreno en Andalucía y, en clave orgánica, atiende al partido a nivel federaly trata de levantar a los socialistas andaluces tras los últimos resultados electorales. Muchas voces dentro y fuera del PSOE le han reclamado que deje alguna de sus responsabilidades para dedicarse a construir una alternativa al Gobierno de Juanma Moreno aunque, de momento, ha hecho caso omiso. Pedro Sánchez, en 2017, también se hubiera unido a esa solicitud.

El actual presidente del Gobierno se presentó en 2017 a las primarias de su partido con un programa electoral con un documento denominado «Sí es Sí: Por una nueva socialdemocracia». Entre otras cuestiones, defendía que «nuestro partido tiene una normativa avanzada en cuanto a limitación e incompatibilidades de cargos públicos y orgánicos, y hay que seguir avanzando en el principio de un militante, un cargo». En concreto, en el capítulo dedicado al modelo de partido, exponía que «los afiliados y afiliadas no deben desempeñar simultáneamente más de un cargo institucional de elección directa, a no ser que exista un informe motivado desde su Federación para casos excepcionales» y añadía que «un militante sólo podrá tener un cargo orgánico ejecutivo, excepto los que no sean incompatibles entre el nivel de agrupación municipal y provincial o de federación, siendo incompatible simultanear un cargo orgánico provincial o de Federación y un cargo federal».

El documento, del que poco o nada se ha cumplido en cuestiones de orgánicas, exponía también que «con el fin de reforzar la conexión de los órganos de dirección del PSOE con la realidad social y las preocupaciones ciudadanas, para fomentar el debate político de ideas en su seno con libertad, para dar expresión al pluralismo interno y realizar la efectiva tarea de control –en su caso– sobre los gobiernos socialistas a distintos niveles, se procurará que en la composición de las Comisiones Ejecutivas se incorpore al mayor número de miembros que solo ostenten ese cargo orgánico y no retribuido».

Montero no es la única ministra que compagina sus funciones en el Gobierno de España con el encargo de liderar la oposición en una comunidad autónoma. La estrategia de Pedro Sánchez ha sido precisamente esa: impulsar a miembros de su Ejecutivo para hacerse con el control de las federaciones territoriales. Así, además de la ministra de Hacienda, el ministro Transformación Digital y Función Pública, Óscar López, es el líder del PSOE de Madrid; la ministra de Educación, FP y Deportes y portavoz, Pilar Alegría, es la líder del PSOE de Aragón; la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, es la máxima responsable del PSPV; y el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, es el secretario del PSOE de Canarias.

El caso de Montero, al compaginar también el cargo de vicesecretaria general del PSOE Federal es el más llamativo de todos. Además, su condición de vicepresidenta primera del Gobierno le permite actuar en representación de Pedro Sánchez en los actos públicos de Andalucía, circunstancia que le permite dejar en un segundo plano a Juanma Moreno.

Entre otras cosas, el Sánchez de 2017 defendía que había que «cambiar las viejas metodologías de trabajo, abandonando el modelo de ‘arriba-abajo’ y dando espacio a enfoques y debates de ‘abajo-arriba’, desde la sociedad a los partidos» y rechazaba «las formulas dirigidas a contratar expertos o a formar comités técnicos» sin dar voz «a los afiliados».