Homenaje

"Ojalá esto sirviera para algo, Miguel, pero no tenemos fe": el mensaje de un compañero a uno de los guardias civiles asesinados en Barbate

"Qué dolor tan rabioso, tan miserable y tan desleal, tanto como los que te mandaron allí, a pelo, y que jamás se ven salpicados por una gota de ese agua salada que a ti te envolvía"

CÁDIZ, 11/02/2024.- Una familiar sostiene una foto a la saida este domingo de la catedral de Cádiz del féretro con los restos de Miguel Ángel Gómez González, agente del grupo especial de actividades subacuáticas de la Guardia Civil fallecido este viernes en Barbate (Cádiz) al ser arroyado por una narco lancha en el puerto de Barbate. EFE/Román Ríos. EFE/ Román Ríos
Funeral por Miguel Ángel Gómez González en CádizRomán RíosAgencia EFE

El reciente fallecimiento de Miguel Ángel González y David Pérez, los guardias civiles asesinados al ser arrollados por una narcolancha en Barbate, ha conmovido profundamente a quienes los conocieron. Luis, un sargento de la Armada destinado en Cádiz, ha querido rendir homenaje a su amigo y "colega Migue" a través de una carta de despedida, recogida por La Voz de Cádiz, que refleja no solo el dolor de la pérdida, sino también la dureza de unas palabras que denuncian la inacción y los medios ofrecidos por las autoridades para combatir el narcotráfico.

En su carta, Luis comparte recuerdos de su amistad con Miguel, remontándose al año 2015 cuando se conocieron en un gimnasio que les pillaba cerca de casa. "Hicimos migas a la primera, de las buenas", recuerda, destacando la inmediata conexión que surgió entre ellos y la forma en que Miguel se convirtió en "el alma de la clase".

El gimnasio, como cuenta, pronto dio pie a "las cervezas de después". Juntos fueron a la feria, "a su amado Palmar", a festivales o a Cádiz. Según Luis, para Miguel cualquier plan en cualquier lugar era un "plan genial" para "compartir amistad", a las que él siempre saludaba con "alegría inmensa".

En sus palabras, describe al guardia civil fallecido como un "apasionado de su profesión". También del buceo, deporte que practicaba habitualmente por su amor "incansable" al mar. "Para más inri y como él contaba, por rebote, esa llamada suerte y las cosas del destino, pudo pasar a formar parte del GEAS en un periodo de tiempo muy corto, su sueño, instalarse en Tarifa", donde le dieron la casa cuartel, cuenta su compañero.

El relato de Luis también aborda el impacto de la noticia del fallecimiento de Miguel entre familiares y amigos. "Cuando vi la noticia en la televisión, no pude evitar pensar en él, aunque no tenía ningún sentido que él estuviera allí", confiesa, describiendo el shock que experimentó al presenciar las imágenes del incidente en las redes sociales. Un shock que, más tarde, vivió de forma desoladora al "abrazar a los amigos en común sin entender mi cerebro nada de lo que estaba pasando".

Según cuenta, uno de los momentos más desgarradores "fue la fortuita aparición del político de turno", cuyo nombre no se menciona "para no hacerle propaganda que no merece", que se aproximó al padre de Miguel mientras un miembro de seguridad le comunicaba el nombre del fallecido. En ese instante, el padre de Miguel expresó su indignación ante la situación, haciendo hincapié en que la tragedia no debería ser politizada y recalcando que "no se trataba de izquierdas ni derechas", sino de la responsabilidad de quienes enviaron a su hijo "a morir".

Con tono de desesperanza, Luis expresa el deseo de que este trágico incidente no sea en vano, aunque reconoce la falta de confianza en que así sea: "Ojalá esto sirviera para algo, Miguel, pero no tenemos fe. Ojalá contestases a mi mensaje sobre qué pasó. Ojalá, Miguel, ojalá en este país desaparezcan esos que se dicen de profesión político y que no son más que secuaces del narcotráfico, que no combaten por complicidad directa y que jamás se ven salpicados por una gota de ese agua salada que a ti te envolvía".

Precisamente, la carta denuncia la falta de acción y responsabilidad por parte de las autoridades para combatir el narcotráfico de "enormes narco lanchas, tan comunes y consentidas en Barbate", expresando su indignación ante la complicidad de algunos políticos. "Eso de 'disuadir' a esos hijos de fulana que se dedican a traer droga en esas pedazo lanchas", lamenta, impotente ante una situación que parece no tener solución.

"Muchas gracias, tío, por haber dejado durante todos estos años siempre viva la llama de la amistad", termina Luis, prometiendo mantener viva la memoria de "Migue", que desea "ojalá esté buceando y descansando en paz".