Saturación
Santa Cruz: un barrio «al límite» por el turismo
Los vecinos de este enclave sevillano, hartos de los ruidos constantes y la suciedad, reclaman «celeridad» para limitar los pisos turísticos
Es una de las zonas del casco histórico de Sevilla que más presión turística soportan. Los (pocos ya) vecinos del barrio de Santa Cruz viven en un enclave privilegiado, plagado de historia y patrimonio, pero también experimentan en primera persona los efectos de una actividad que en los últimos años se ha multiplicado y que ha provocado que los inmuebles se vacíen de residentes. Un decorado donde los dueños de los bares y restaurantes y los propietarios de apartamentos turísticos marcan el día a día del barrio.
Auténticas avalanchas de turistas –muchos de ellos en grupos con un guía con el altavoz a todo volumen–, carga y descarga sin control y suciedad en una zona donde la vivienda residencial es testimonial. La Junta de Andalucía aprobó un decreto que deja en manos de los ayuntamientos la regulación de los pisos turísticos. La falta de acuerdo político en Sevilla está haciendo que esta práctica siga extendiéndose. «Hay gente que en principio no tenía pensado cambiar sus viviendas a uso turístico y lo está solicitando», asegura a LA RAZÓN María José del Rey, presidenta de la asociación de vecinos del barrio de Santa Cruz, además de asegurar que esta regulación está tardando «demasiado». «El barrio está ya al límite», reconoce, por lo que insta a los partidos con representación en el Consistorio a tomar cartas en el asunto para poner coto a esta práctica.
Del Rey pone el acento en el incesante ruido que soportan los vecinos. «Hay furgonetas de mercancías a deshoras, toallas y sábanas colgadas en los balcones... Esto es un horror», apunta, además de proponer una ordenanza turística que regule el ruido. «Pedimos que los grupos no pasen de 20 o 30 personas y que no lleven altavoz», subraya, puesto que se generan molestias en las calles más estrechas.
La representante vecinal también insta a ordenar los veladores. «No es lo mismo el ruido que generan siete veladores autorizados que 15». Un asunto que el Ayuntamiento parece no controlar. «Los bares reivindican mucho, pero lo primero que hay que hacer es cumplir la ordenanza», apunta, reivindicaciones que traslada al Ayuntamiento periódicamente sin obtener respuesta.
En cuanto a la limpieza, reconoce que se está actuando, pero en un barrio tan transitado por sevillanos y turistas «hacen falta baldeos intensivos». «Lo turistas van dejando latas, botellas y las papeleras rebosan al momento», señala, sobre todo las ubicadas en las inmediaciones del Alcázar por las colas que se forman diariamente. «Esto hay que cuidarlo mucho más». La suciedad también se acumula en los Jardines de Murillo, especialmente en verano cuando la gente se refugia bajo su histórica arboleda.
Mientras llega el acuerdo político para regular los pisos turísticos, el Gobierno local intenta limitar la actividad a través de las ordenanzas fiscales. En este sentido, las viviendas de la ciudad con este uso no podrán acogerse a bonificaciones a la hora de hacer obras o reformas. El concejal municipal de Hacienda, Juan Bueno, explicó que este tipo de inmuebles ya no se podrán beneficiar de descuentos en el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), imprescindible para cualquier construcción, instalación u obra para la que se exija la obtención de la correspondiente licencia de obras o urbanística, se haya obtenido o no dicha licencia.
Es también indispensable para la presentación de declaración responsable o comunicación previa ante la Gerencia de Urbanismo, y se gestiona mediante el sistema de autoliquidación.
Bueno señaló que en relación al ICIO se da «un paso más», de tal forma que se añade «una nueva excepción», aplicada a los establecimientos de apartamentos turísticos «para que no puedan acogerse a estas bonificaciones». No obstante, los vecinos esperan una regulación más amplia.
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