Patrimonio

El desconocido Palacio Barroco que abre solo dos sábados al mes

Aloja uno de los mejores archivos eclesiásticos y obras de Murillo, Zurbarán, Juan de Espinal o Lucas Valdés

Palacio Arzobispal de Sevilla
Palacio Arzobispal de SevillaEduardo Briones / Europa Press

Oscurecido quizá por la cercanía de la Catedral, la Giralda y los Reales Alcázares, el Palacio Arzobispal de Sevilla es uno de los grandes monumentos "desconocidos" de la capital andaluza.

El edificio se distribuye en torno a dos patios principales y otros menores ajardinados en la parte posterior. Tiene como elementos barrocos de primer orden la escalera monumental, las fachadas y las dos portadas; la principal de ellas es la más llamativa.

De todas las dependencias del Palacio Arzobispal destacan, en el patio del Apeadero, la capilla y en el segundo patio, situado al norte, el Salón de Santo Tomás, el Salón Principal, el Salón del Trono, la galería del Prelado, la sala que antecede al oratorio y el propio Oratorio.

Además de contener uno de los mejores archivos eclesiásticos, está considerado como la tercera pinacoteca de la ciudad tras el Museo de Bellas Artes y la Catedral, con obras de Murillo, Zurbarán, Juan de Espinal o Lucas Valdés entre otros. En concreto, en sus paredes cuelgan dos murillos –La aparición de la Virgen a fray Juan de Quirós y La entrega del rosario a Santo Domingo de Guzmán-, seis zurbaranes –Las lágrimas de San Pedro, y los retratos de Maese Rodrigo Fernández de Santaella, San Francisco de Asís, San Bruno, Santo Domingo y San Pedro Mártir-, diversas obras de Herrera el Viejo, el calabrés Matia Pretti o la increíble colección de Juan de Espinal que se puede apreciar sobre todo en el denominado salón de los cuadros.

Su historia

Después de la conquista de Sevilla en 1248 por el santificado rey Fernando III de Castilla, el mismo rey cedió unas casas en 1251 a Raimundo de Losana, obispo de Segovia, para que se estableciese en la ciudad. Estas casas estaban edificadas sobre construcciones almohades que a su vez estaban construidas sobre un conjunto termal de la época romana.

Del palacio mandado levantar para Raimundo, que fue el primer obispo de Sevilla después de la conquista del siglo XIII, no queda prácticamente resto alguno. A lo largo de los siglos se fue ampliando hasta que a mediados del siglo XVI una de las reformas lo deja con la estructura que se puede ver en el presente, alrededor de dos patios de estilo manierista.

La portada, de estilo barroco, obra de Lorenzo Fernández de Iglesias y Diego Antonio Díaz, fue construida en el siglo XVIII y está considerada una de las mejores del barroco sevillano. Cabe destacar los colores albero y sangre de toro con que está decorada, colores que acompañan a otros edificios emblemáticos de la ciudad. En las últimas décadas del siglo XVIII, el arzobispo Alonso Marcos de Llanes Argüelles dotó y abrió la biblioteca del palacio. Además, realizó varios encargos al pintor José Suárez para la decoración del palacio, y también para el palacio arzobispal de Umbrete, utilizado por los arzobispos como residencia estival.

Durante la Guerra de la Independencia española, fue utilizado como sede de la comandancia general del ejército y residencia del mariscal Soult y sus oficiales. Años después fueron los duques de Montpensier, que estaban recién llegados a la ciudad, los que ocuparon sus estancias como vivienda ocasional mientras se realizaban obras en el palacio de San Telmo.

Las visitas

El Palacio Arzobispal de Sevilla abre sus puertas a los sevillanos y visitantes dos sábados al mes con cuatro turnos por jornada. Cada grupo constará de treinta personas que realizarán un recorrido guiado por las dependencias nobles de un edificio que data de mediados del siglo XVI y está considerado Monumento Histórico Artístico desde el año 1969.

El primer turno será a las diez de la mañana y los restantes a las once, doce y una. Las entradas se adquieren directamente en la Librería Diocesana. De los ocho turnos mensuales, uno será gratuito -primer turno del primer sábado de visita del mes- y los siete restantes al precio único de seis euros por visitante y solo se pueden obtener un máximo de cuatro entradas por persona y día de visita.