Cultura

Junko Hagiwara, bailaora: “En Japón nos gusta el flamenco por ser profundo, como nosotros”

Cogió un avión y se fue a Sevilla, capital en la que amplió sus estudios con diversos maestros como José Galván o Carmen Ledesma

Junko Hagiwara, bailaora: “En Japón nos gusta el flamenco por ser profundo, como nosotros”
Junko Hagiwara, bailaora: “En Japón nos gusta el flamenco por ser profundo, como nosotros”Agencia EFE

Por Fermín Cabanillas

Nacida en Kawasaki (Japón), la bailaora Junko Hagiwara tuvo sus primeros contactos con el flamenco cuando vivía en su país natal y perfeccionó su estilo en Sevilla desde 2002. Hoy día es un referente de cómo se entiende el arte español por parte de artistas extranjeros, como se puede apreciar en ‘Guirijondo’, el festival flamenco de artistas no nacidos en España que se celebra en Palomares del Río (Sevilla).

"Nos gusta porque es profundo, como nosotros", dice en una entrevista con EFE la bailaora japonesa, quien se subió al escenario del festival este viernes y se congratula de que haya una cita tan original como esta, en la que participan el bailaor japonés Hiroshi Koyano, el cantaor marsellés José de la Negreta, los guitarristas neerlandeses Tino van Der Sman y Yus Wieggers o los alumnos japoneses de la Fundación Cristina Heeren, Kotoha Setoguchi (baile) y Andi Hido (guitarra).

Que haya tanta gente en su país natal que ame el flamenco no le resulta extraño, ya que allí valoran “las cosas que son muy del interior, de lo más profundo, y el flamenco es una cultura muy profunda, muy interior, no algo superficial”.

La belleza que transmite el flamenco

Cree, además, que el flamenco tiene “una gran belleza exterior” y ayuda a los japoneses a “expresar el sentimiento, ese que muchas veces guardamos”, como le sucedió a ella porque sus padres le enseñaron “cuando era chica que yo no podía mostrar mis sentimientos en público”, de modo que bailar flamenco la ha ayudado a expresarse.

“Puede que nos atraiga lo que es contrario a lo que nos han enseñado”, reflexiona Junko Hagiwara, que recuerda que cuando era pequeña “no podía reír en público, ni llorar, siempre me tenía que aguantar”, y eso contrasta con todo lo que expresa en el escenario cada vez que se pone una bata de cola.

Todo comenzó con la gimnasia rítmica

La historia de sus inicios en el flamenco es diferente a muchas otras, pues aunque de niña le gustaba mucho bailar, en realidad “nunca aprendía ningún baile, ni danza, ni nada parecido” y cuando tenía tres años sus padres la apuntaron a clases de gimnasia rítmica, a la vez que seguía, en vivo o por televisión, todas las competiciones que podía.

“Un día vi a una gimnasta española que había elegido para competir música de guitarra flamenca”, fue la primera vez que escuchó algo así en su vida, como también la palabra “flamenco”, con lo que la música y la fonética del término la atrajeron a partes iguales.

“En aquel momento supe que tenía que saber mucho más, aunque solamente había escuchado la guitarra, no el cante, pero como tenía mucha imaginación de como sería me puse a aprender”. Comenzó así una relación con el flamenco que no solo se reforzó, sino que se ha convertido en su profesión.

El paso definitivo lo dio a principios del nuevo milenio, cuando “como no había internet ni nada parecido para tener más información” decidió coger un avión para irse a España y bajarse en el aeropuerto de Sevilla, capital en la que amplió sus estudios con diversos maestros como José Galván, El Torombo, Milagros Menjíbar y Carmen Ledesma.

Posteriormente comenzó a actuar en público y ha bailado en el Teatro Central de Sevilla, en el Lope de Vega, en la Expo de Zaragoza o con la Compañía Ballet de Yoko Komatsubara, además de otros teatros de España y varias peñas flamencas, hasta llegar a ser hoy profesora de baile en Andalucía y Japón.

Para Junko Hagiwara, el flamenco es más que una expresión cultural, es un modo de vida y una forma de exponer todos sus sentimientos en el escenario, ya sea en una pequeña peña, en un gran teatro o en la Bienal de Sevilla, donde actuó como bailaora en el ciclo flamenco paralelo Peñas de guardia.

“Yo bailo en todos los sitios que me llaman”, dice sonriendo antes de despedirse.