"El bloc"

Sin vergüenza

«¿Van a presumir encima Lady Aviaco y sus compinches porque cuatro togados de su cuerda los exoneran de inhabilitaciones o les evitan ir a la cárcel?»

El BEI confia en Mágdalena Álvarez, pero vigila de cerca el «caso ERE»
El BEI confia en Mágdalena Álvarez, pero vigila de cerca el «caso ERE»larazon

En la Happy Corruption Party que montó Pedro Sánchez en Benalmádena durante la reciente campaña de las europeas, el punto cursi lo pusieron las pulseras repartidas con la leyenda «Free Bego» –como si la Esposísima fuese ya Esposadísima: calma, den tiempo a los jueces honrados–, pero el principal hit populista lo protagonizó esa Magdalena Álvarez presentada como «otra víctima de la ultraderecha judicial». Aunque ya estamos acostumbrados a la difícil relación con la verdad que mantiene el Gobierno, es importante puntualizar que la antigua consejera, hoy aclamada como inocente, no ha sido absuelta por el Tribunal Constitucional –convertido por obra y desgracia de Conde-Pumpido en una corte de casación sectaria–, que se ha limitado a retorcer la normativa para que se emita una segunda sentencia que será, aunque más leve, condenatoria. Pero ésta es una cuestión menor. Lo verdaderamente preocupante del aquelarre peronista de la Costa del Sol fue la jactancia de los corruptos y de sus compañeros de andanzas. Bien está que el reo trate de mitigar las consecuencias penales de sus fechorías. Pero, ¿ufanarse? Ni siquiera este TC partidista ha logrado negar el desvío, doloso y venal, de cantidades de nueve cifras por parte de los ejecutivos autonómicos del PSOE, que se perpetuó en el poder gracias a una red clientelar cleptómana. ¿Van a presumir encima Lady Aviaco y sus compinches porque cuatro togados de su cuerda los exoneran de las inhabilitaciones o les evitan ir a la cárcel? Un amigo argentino me lo explicaba hace poco: «Acá se roba más o menos lo mismo que en todas partes, pero es el único país en el que los ladrones tienen club de fans». A quien carece de capacidad de sonrojo cuando es cogido en falta no puede definírselo sino como sinvergüenza.