Tortugas

El Gobierno da un golpe en la mesa con las tortugas: la trampa mortal que se esconde en miles de hogares españoles

Consideradas mascotas «fáciles», la realidad para las tortugas domésticas es una corta vida marcada por el sufrimiento y la enfermedad, una situación que ha llevado a España a ampliar el catálogo de especies cuya tenencia está prohibida

Marina y Xeresa, las dos tortugas bobas comparten cena en el Arca del Mar
Marina y Xeresa, las dos tortugas bobas comparten cena en el Arca del MarLa RazónLa Razón

El cerco legal sobre la tenencia de tortugas exóticas en España está a punto de estrecharse. El Gobierno prepara un nuevo endurecimiento normativo, materializado en la Orden TED/452/2025, que ampliará el listado de especies cuya cría, comercio o posesión estarán prohibidos en nuestro país. Esta futura actualización afectará directamente a los géneros Pseudemys y Mauremys, que se sumarán a un catálogo ya existente de animales vetados.

De hecho, esta medida busca reforzar una protección que ya está en vigor para otras especies que se han vuelto tristemente comunes en nuestros paisajes. La conocida tortuga de Florida, la tortuga mora o la tortuga pintada ya figuran en esa lista negra por el grave riesgo que suponen para los ecosistemas autóctonos cuando son liberadas o se escapan de sus dueños, alterando la biodiversidad local de forma irreversible.

Y es que detrás de esta problemática legislativa subyace una realidad doméstica desoladora: la creencia errónea de que las tortugas son mascotas sencillas. Este espejismo conduce a un cuidado deficiente que se refleja en una estadística alarmante. La esperanza de vida media de estos reptiles en cautividad apenas alcanza los 7,3 años, una cifra ínfima que evidencia las graves carencias que sufren en la inmensa mayoría de los hogares.

Un sufrimiento silencioso y a menudo invisible

Por otro lado, la propia biología de estos animales agrava la situación. Las tortugas tienen una capacidad asombrosa para ocultar los síntomas de sus dolencias hasta que estas se encuentran en una fase muy avanzada. Este comportamiento, que en la naturaleza es un escudo protector frente a los depredadores, se convierte en una auténtica trampa mortal en casa, pues cuando el propietario finalmente percibe que algo va mal, la enfermedad puede ser ya intratable.

En consecuencia, las consultas veterinarias se llenan de casos que son el resultado directo de un manejo inadecuado. Deformidades en el caparazón, un crecimiento anómalo del pico o las uñas y otras patologías se han vuelto habituales. Estas afecciones, excepcionales en estado salvaje, están provocadas por dietas pobres, una exposición insuficiente a la luz ultravioleta o un desequilibrio fatal en los niveles de calcio y humedad del terrario.