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Recibiendo Xi Jinping

«Xi Jinping se ha convertido en el heraldo del ‘‘sueño de China’’, de hacer de su país la mayor potencia del planeta»

El presidente de la República Popular de China, Xi Jinping
El presidente de la República Popular de China, Xi Jinpinglarazon

«Xi Jinping se ha convertido en el heraldo del ‘‘sueño de China’’, de hacer de su país la mayor potencia del planeta»

Los días 27 a 29 de noviembre estará en Madrid, en visita oficial, el presidente de la República Popular de China, Xi Jinping, que acumula casi todos los poderes en el país más poblado del mundo.

A propósito de la China de hoy, creo que hay dos libros fundamentales: la obra de Henry Kissinger, «On China», de 2011, y el trabajo de Graham Allison (Universidad de Harvard), «Destined for war», de 2017, que tiene el significativo subtítulo de «¿Pueden EE UU y China escapar a la trampa de Tucídides?». Los dos autores citados plantean la misma cuestión. Se trata de si las dos superpotencias serán capaces de evitar una guerra por la hegemonía que quiera mantener EE UU, o la supremacía que aspire a lograr China: un enfrentamiento que podría acabar con la humanidad tal como hoy la conocemos.

Xi Jinping se ha convertido en el heraldo del «sueño de China», de hacer de su país la mayor potencia del planeta: con un PIB (ppp) que será doble del de EE UU en 2021 (ya es un 40 por 100 mayor), al cumplirse cien años de la creación del PCCh (1921). Y triple que el de Norteamérica en 2049, a cien años de haberse creado la República Popular en 1949. Objetivos verosímiles que están creando en Washington DC una psicosis a la que no escapa el presidente Trump. Kissinger y Allison proponen lo mismo: que EE UU y China encabecen la negociación de un nuevo orden político, económico y social, con la meta de pasar a ser un planeta de gobierno multipolar. El problema es que la trampa de Tucídides puede funcionar: EE UU (Esparta en las guerras del Peloponeso escrita por Tucídides) no está por la labor de aceptar un segundo rango, y China (sería Atenas), sigue al alza en su economía, ciencia, tecnología y cultura. La necesidad de negociar es total y la UE debería trabajar para acercar a las dos superpotencias en pro de la paz perpetua.