Pacientes

El hígado y el sistema reproductor sufren las secuelas del dopaje

Emplear sustancias estimulantes para incrementar los niveles de fuerza y resistencia deportivas deja importantes huellas en un organismo castigado por las «drogas»

El hígado y el sistema reproductor sufren las secuelas del dopaje
El hígado y el sistema reproductor sufren las secuelas del dopajelarazon

Emplear sustancias estimulantes para incrementar los niveles de fuerza y resistencia deportivas deja importantes huellas en un organismo castigado por las «drogas»

Uno de los temores de los deportistas son los controles antidopaje por sorpresa. En realidad, como apunta Eduardo Ribot, médico especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte en la Clínica Palmaplanas (Mallorca) del Grupo Hospital Quirónsalud, explica que «existe mucha “leyenda urbana” sobre los controles de dopaje. Yo hablaría de los controles de dopaje que existen “en competición”, que abarca desde 12 horas antes de la competición, hasta que termina la misma, y controles “fuera de competición”, los llamados coloquialmente “por sorpresa”».

Según la organización de la competición, los controles exigen unas pruebas u otras. Ribot explica que «el organismo que solicita dicho control, decide en cada caso si se hace orina y/o sangre, según el criterio médico del departamento de planificación de control de dopaje de dicho organismo nacional o internacional. Y todos los deportes pasan exactamente el mismo tipo de control de dopaje; no existen controles más estrictos en unos deportes que en otros».

Los deportistas han de conocer qué farmacos, si los necesitan, dan resultados de falso dopaje, por lo que han de comunicar qué toman y por qué, pero Ribot asegura que los falsos positivos no se dan por culpa de la toma de medicamentos, «sino por sustancias que tienen ese fin. Las sustancias dopantes más usadas, suelen ser hormonas, esteroides anabolizantes, básicamente sustancias relacionadas con hormonas sexuales masculinas, hormona de crecimiento, eritropoyetina (EPO), etc... Y respecto a fármacos, destacaría los estimulantes y los corticoides. Los segundos están prohibidos en competición por vías sistémicas, es decir, vía intravenosa, intramuscular, intrarectal y oral». Quienes quieren burlar los controles practican las «microdosis», de forma muy estudiada; «logran evadir los exámenes y la detección», explica el experto de la Clínica Palmaplanas, «con la mala intención de evitar la detección en los controles». Emplean sustancias para incrementar tanto los niveles de fuerza como de resistencia.

Sin embargo, el dopaje a largo plazo tiene un precio caro en quienes lo practican, no sólo por el riesgo que supone que los cacen y se venga bajo toda una carrera profesional (incluidos títulos), sino porque el organismo queda «tocado» para siempre. Ribot manifiesta que «las consecuencias dependen mucho de la sustancia de la que se ha abusado. Pero con el uso de las distintas sustancias dopantes: las secuelas que pueden aparecer son: esterilidad, e impotencia, en el hombre y virilización en la mujer».

Además, hay más riesgo de patologías como algunos tipos de cáncer, sufrir fracturas óseas o retraso de crecimiento en edad infantil. «Respecto a las enfermedades cardiovasculares, pueden aparecer el infarto agudo de miocardio, cardiomiopatías, arritmias, trombosis, alteraciones de coagulación, fibrilación auricular y ventricular. También se puede producir un trastorno del comportamiento tornándose más agresivo. Incluso, síntomas psiquiátricos. Y entre otras patologías, riesgo de cáncer de próstata, alteraciones hepáticas, alopecia, menopausia precoz, fallo renal crónico, tumor de Wilm, enfermedades autoinmunes...», enumera Ribot, que concluye con los órganos más dañados de esta práctica tan poco deportiva: «Los efectos nocivos de las sustancias dopantes afectan especialmente al hígado. Se manifiestan también en el sistema reproductor y endocrino. También se ven afecados los riñones, así como el sistema inmune, el sistema cardiovascular, el sistema nervioso central, el sistema respiratorio, el sistema gastrointestinal y el sistema músculo-esquelético. Además de manifestaciones nocivas en la piel, la sangre y algunos efectos psiquiátricos».