Política

El desafío independentista

La ignominia independentista en Valencia

La ignominia independentista en Valencia
La ignominia independentista en Valencialarazon

Bonig denuncia que Ribó, Enric Morera, Vicent Marzà y Vicent Soler tomaron parte en el homenaje que allí se tributó –leen bien ¡homenaje!– a los políticos catalanes que están en prisión

Advertir de los posibles batacazos no alivia el fastidio cuando ese golpe llega, lo ves venir pero cuando se presenta ante tus ojos te sigue molestando. Esa afrenta ha llegado a Valencia, lo hizo el pasado sábado y a lomos del independentismo catalán, tal y como anunciamos hace ya más de tres años cuando Compromís entró a formar parte del Gobierno valenciano como socio del PSPV de Ximo Puig.

Gestos ha habido de sobra durante este tiempo para percatarse de que nuestras predicciones eran certeras. Empezaron por ocultar los símbolos nacionales, los símbolos religiosos, mutilar las centenarias celebraciones de la Comunidad Valenciana e intentaron reescribir la historia para acomodarla a su argumentario o relato que diríamos hoy los contemporáneos.

Esas señales fueron aumentando su intensidad y se percibieron con claridad cuando el ataque frontal a la educación concertada y el intento de intervenir la enseñanza pública revelaron lo que no era un jeroglífico sino lo que estuvo cristalino desde el principio de la legislatura: el tripartito quería cercenar la libertad de elección de los padres y caminar hacia un adoctrinamiento tendente al tan peligroso pensamiento único.

Hemos clamado durante este tiempo, no en el desierto porque miles de personas se han manifestado en las calles en pos de esa libertad de elección, pero el proceso independentista catalán ha agudizado aún más esas pistas. Compromís está a favor de romper con el orden constitucional del 78 y el PSPV de Puig acompaña a los de Mónica Oltra en sus pretensiones.

Es a cuenta del encarcelamiento de los políticos catalanes por intentar dar un golpe de Estado cuando el ruido se ha hecho ensordecedor. Nuevamente desde el PP prevenimos a los ciudadanos de la actitud rupturista de los dirigentes autonómicos y muchos municipales, como el alcalde de Valencia, Joan Ribó. Hay quien nos tildaba de exagerados porque preferían vivir en una burbuja que les aislara de la realidad pero la verdad acaba por conocerse.

Y el estruendo final ha llegado en la entrega de los Premis Octubre el pasado sábado en Valencia. El disimulo del Gobierno valenciano y del Ayuntamiento de la capital del Turia de regar con subvenciones millonarias a entidades pancatalanistas camuflados bajo el pretexto de una “lengua común con Cataluña” y diferentes falacias inventadas para cada ocasión dio paso al descaro.

Tildar de desfachatez lo sucedido allí se queda corto. Ribó, acompañado por el presidente de las Cortes Valencianas, Enric Morera, y dos consejeros del Gobierno valenciano, Vicent Marzà y Vicent Soler, tomaron parte en el homenaje que allí se tributó –leen bien ¡homenaje!– a los políticos catalanes que están en prisión por la presunta comisión de tan graves delitos y también de los que se encuentran prófugos de la justicia –que son legión–.

Y eso ha sucedido apenas unas horas antes que cambiáramos al horario de invierno en España. Una pena que el acto no hubiera sido un poco más tarde y desapareciera como esa hora que queda en el limbo. Pero se celebró, y allí quedaron retratados todos. Mostraron su apoyo sin titubeos a quienes se saltan la ley o huyen de los tribunales, lo que supone una vergüenza para todos los valencianos (la inmensa mayoría) que cumplen cívicamente con sus obligaciones para contribuir a la mejora social.

Unos kilómetros más hacia al sur, en la ciudad de Alicante, también con Enric Morera presente (segunda autoridad de la Comunidad Valenciana), se celebró un acto de reconocimiento a los 600 años del nacimiento de una institución tan querida por los valencianos como es la Generalitat. No había banderas presidiendo tan, en teoría, solemne en acto. Y tuvo que ser el alcalde de Alicante, nuestro compañero Luis Barcala, quien obligara a que las banderas de la Unión Europea, España y la ciudad de Alicante, estuvieran presentes.

Las banderas finalmente estuvieron donde tenían que estar en señal de respeto y como marca el protocolo. La intención inicial, sin embargo, era ocultarlas en presencia del presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, al que Morera había invitado.

Estas dos reveladoras situaciones separadas por apenas 24 horas evidencian que los actuales gobernantes de la Comunidad Valenciana están por la labor de romper el orden constitucional y poner en riesgo todos los valores democráticos de los últimos cuarenta años.

Los valencianos ya conocen la realidad y no porque lo denunciemos los adversarios políticos sino porque ellos mismos ya no la esconden. Imagino que en las urnas tratarán de aplicar maquillaje y que revestirán de diálogo y revisión del modelo autonómico sus propuestas en materia territorial. Será en vano porque todo el mundo ya sabe cuáles son sus intenciones y que son coincidentes –por ello los homenajean– con las de los golpistas catalanes.

La ignominia independentista ya está presente en Valencia y es nuestro deber preservar a los ciudadanos de ese virus letal para la convivencia y el progreso que son los nacionalismos exacerbados que sufrimos en España. Ximo Puig y Mónica Oltra no pueden pretender sustentarlos y salir indemnes. Quien es desleal con las instituciones e ignora a los tribunales no merece seguir ni un minuto más gobernando y a ello nos vamos a aplicar con esmero.