Viajar otoño

Este rincón escondido de España tiene clima de verano todo el año y alojamientos por menos de 50 euros este otoño

Mientras en otras partes de España la lluvia comenzará a marcar la rutina en octubre y noviembre, en este lugar se puede caminar en manga corta, bañarse en el mar y salir a cenar con máximas que ronda los 25 ºC

La Gomera
Este rincón escondido de España tiene clima de verano todo el año y alojamientos por menos de 50 euros este otoñoTouristik

Mientras en el norte penínsular ya asoman los primeros fríos y las tardes se comienzan a acortar, hay un rincón en Canarias donde la vida sigue a ritmo de verano. Se trata de La Gomera, una isla pequeña, redonda y tranquila, que parece hecha a medida para quienes quieren huir del estrés, encontrar temperaturas suaves y disfrutar de la naturaleza sin gastar demasiado. Con apenas 370 kilómetros cuadrados, este lugar regala la sensación de haber viajado muy lejos, aunque en realidad esté a solo un vuelo de Tenerife y un ferry de menos de una hora.

La gran ventaja de La Gomera es que aquí el tiempo parece no olvidarse del verano. En octubre y noviembre, mientras en otras partes de España la lluvia y el viento marcan la rutina, en esta isla se puede caminar en manga corta, bañarse en el mar y salir a cenar al aire libre. Las máximas rondan los 25 grados y las noches rara vez bajan de los 20, un privilegio que convierte a este pedazo del Atlántico en un refugio soñado para prolongar el verano.

Un bosque que parece de cuento

Al adentrarse en el Parque Nacional de Garajonay la sensación es la de entrar en otro mundo. Nubes bajas, árboles cubiertos de musgo y un silencio roto solo por el canto de los pájaros acompañan cada paso. Este bosque de laurisilva, Patrimonio de la Humanidad, ocupa una décima parte de la isla y guarda una biodiversidad que sobrevive aquí desde hace millones de años. Subir al Alto de Garajonay, con sus casi 1.500 metros, permite contemplar el océano y, si hay suerte, distinguir otras islas en el horizonte.

Pero si algo hace especial a La Gomera es el Silbo Gomero, ese lenguaje silbado único en el mundo que aún se escucha en fiestas y encuentros culturales. Los habitantes lo han mantenido vivo durante siglos para comunicarse de un barranco a otro, y hoy se enseña en las escuelas como parte del orgullo gomero. Escuchar cómo un mensaje viaja a través del aire convertido en silbido es una experiencia que conecta con la esencia de la isla.

Playas trnquilas y delfines en libertad

La costa gomera no es de grandes resorts ni paseos abarrotados. Aquí predominan las calas de arena negra y los pueblos donde la vida va despacio. En lugares como Valle Gran Rey o Playa Santiago se puede pasar la tarde frente al mar sin multitudes, mientras que en sus aguas tranquilas se avistan delfines y ballenas durante todo el año. Subirse a una embarcación y ver a estos animales nadar libres es uno de esos recuerdos que se guardan para siempre.

Historia y sabores

San Sebastián, la capital, conserva rincones con historia como la Torre del Conde o la iglesia donde, según la tradición, rezó Cristóbal Colón antes de partir hacia América. Pero la isla también se descubre en la mesa. Probar un almogrote untado en pan o un potaje con gofio es sumergirse en la cultura local. Los restaurantes familiares, regentados por vecinos que cocinan como en casa, son parte de la experiencia.

Además, uno de los encantos de La Gomera es que no hace falta un gran presupuesto para quedarse. Pensiones rurales, casas familiares y apartamentos sencillos rondan los 50 euros por noche, sobre todo en otoño, cuando la isla se relaja tras la temporada alta. Alojarse en estos espacios permite algo más que dormir, como es conversar con anfitriones locales, cocinar en casa y vivir la isla a un ritmo pausado.

Una escapada fácil y cercana

Llegar es tan sencillo como volar a Tenerife y tomar un ferry desde Los Cristianos. En menos de una hora desembarcas en San Sebastián de La Gomera y desde allí todo queda cerca. Un coche o un autobús basta para recorrer la isla de punta a punta en poco tiempo; eso sí, prepárate para muchas curvas y barrancos.