Aeropuertos
El éxito turístico de este destino español tiene letra pequeña: sus aeropuertos, entre los más problemáticos de Europa
Huelgas, incidencias organizativas y volumen de pasajeros son los principales catalizadores de las reclamaciones de los usuarios
Los aeropuertos de Gran Canaria y Tenerife Norte se han colado entre los diez europeos que más quejas han generado en los últimos cuatro años, según un análisis de Reclamio. El mapa de incidencias lo encabezan Adolfo Suárez Madrid-Barajas con el 15% del total, Josep Tarradellas Barcelona-El Prat con el 9% y París-Orly con el 4,7%. Completan la parte alta Lisboa Humberto Delgado (3,5%) y Palma de Mallorca (3,4%), mientras que Málaga, París-Charles de Gaulle e Ibiza cierran el grupo de los diez aeropuertos europeos con más reclamaciones. En esa fotografía, el Archipiélago destaca con dos aeródromos, un aviso de que el éxito turístico también tiene una letra pequeña operativa.
Desde la propia plataforma apuntan a una combinación de huelgas, incidencias organizativas y volumen de pasajeros como principales catalizadores de reclamaciones. “Cuando coinciden picos de demanda con disrupciones -por ejemplo, paros de control aéreo-, la probabilidad de que el viajero acabe formalizando una queja se dispara”, resume Jordi Mercader, responsable de Reclamio.com. La reciente conflictividad en el control aéreo francés, con paros que obligaron a recortar operaciones y afectaron tanto a vuelos con destino Francia como a los que atraviesan su espacio aéreo, dejó secuelas en buena parte de la red europea, España incluida.
La densidad de tráfico ayuda a entender por qué varios aeropuertos españoles aparecen en la lista. Barajas cerró 2024 con 66,2 millones de viajeros, su mejor dato desde la pandemia y uno de los mayores de Europa; El Prat batió su propio techo con 55,0 millones, un récord que ha reabierto el debate sobre su capacidad máxima. En Palma se registraron 33,3 millones, Málaga alcanzó 24,9 millones e Ibiza superó los 9,1 millones. En Canarias, Gran Canaria movió 15,2 millones y Tenerife Norte rozó los 6,8 millones, cifras elevadas para infraestructuras que combinan tráfico interinsular, peninsular e internacional y que dependen intensamente de la estacionalidad turística.
El contexto macro también empuja. Aena firmó un año récord en 2024, con 309,3 millones de pasajeros en España, un 9,2% más que en 2023, y ha seguido creciendo en 2025 con nuevos máximos mensuales de tránsito. Más aviones y más viajeros suponen, estadísticamente, más oportunidades de que algo falle: rotaciones ajustadas, cuellos de botella en filtros y equipajes, meteorología adversa o paros laborales en países vecinos.
Fuera de España, los datos sostienen el protagonismo de los aeropuertos franceses y portugueses que aparecen en el ranking de quejas. París-Orly cerró 2024 con 33,1 millones de pasajeros y Charles de Gaulle con 70,3 millones, mientras que Lisboa superó por primera vez los 35 millones. Son grandes concentradores de tráfico europeo, con saturación en franjas punta y vulnerables a perturbaciones del control aéreo galo, que actúa de cuello de botella para los flujos del continente.
El repunte de reclamaciones también coincide con un aumento del activismo del pasajero y la profesionalización de las plataformas de gestión de incidencias. Reclamio, fundada por Jordi Mercader y Toni Raurich, tramitó 18.000 expedientes en 2024 -tres mil más que el año anterior- y asegura haber recuperado millones en indemnizaciones desde su lanzamiento, reflejo de una cultura de reclamación más extendida y digitalizada.
Lo ocurrido en Canarias se explica porque los aeropuertos baten récords de tráfico, tensiones puntuales en cadenas operativas complejas y una ciudadanía que conoce mejor sus derechos. La combinación hace aflorar las fisuras. En el archipiélago, donde la conectividad aérea es infraestructura esencial -para el turista que llega y para el residente que se desplaza-, la lectura es doble. Por un lado, la presencia de Gran Canaria y Tenerife Norte en el top europeo de reclamaciones actúa como termómetro de presión sobre la calidad del servicio en picos de temporada y eventos externos. Por otro, prueba la resiliencia de un sistema que absorbe millones de pasajeros cada año y que, cuando falla, cuenta con un ecosistema -reglas, autoridades y empresas especializadas- que convierte la queja en un mecanismo efectivo de corrección. De ahí que, las instituciones canarias estén centrando sus esfuerzos en los últimos años en la mejora de los aerodromos canarios, con el objeto de poder canalizar mejor los flujos aéreos en cualquier época del año.