Hotel
El hotel más pequeño del mundo está en España: un paraíso oculto para descubrir este verano
El hotel, que apenas cuenta con cinco habitaciones, está situado sobre una lengua de lava junto al océano Atlántico
En una era donde las grandes cadenas hoteleras marcan el ritmo del turismo global, aún existen rincones que escapan de esa sinfonía alarmante y conservan una esencia única. Uno de esos lugares es el hotel Punta Grande, en la isla de El Hierro (Canarias), considerado el hotel más pequeño del mundo.
El hotel, que apenas cuenta con cinco habitaciones, está situado sobre una lengua de lava junto al océano Atlántico. Su fachada revestida de piedra se funde con el paisaje volcánico de la isla, brindando a los viajeros una experiencia profundamente ligada al entorno natural.
El hotel ofrece tres tipos de habitaciones: estándar, superior y suite, con tarifas que comienzan a partir de 350 euros por noche. Cada espacio está decorado con una estética sobria y elementos cuidadosamente seleccionados que remiten al entorno natural y marítimo. Entre los detalles más llamativos se encuentran mesillas fabricadas a partir de cristales recuperados de antiguos navíos, un traje de buzo antiguo y una variada colección de matrículas de barcos que aportan un aire nostálgico y auténtico.
Cabe señalar que este alojamiento está destinado exclusivamente a un público adulto, lo que garantiza una atmósfera tranquila y relajada.
El hotel también cuenta con un íntimo restaurante de solo cinco mesas, abierto de lunes a sábado durante la cena y únicamente bajo reserva previa. Aunque está vinculado al alojamiento, no es necesario hospedarse para disfrutar de su menú degustación, que incluye cinco elaboraciones tanto de pescado como de carne, con la posibilidad de optar por una versión vegetariana.
Un legado centenario
La historia del hotel se remonta a 1830, cuando fue construido como la “Casa de Las Puntas”, una humilde vivienda de pescadores. A lo largo del tiempo, el edificio fue evolucionando, acogiendo diversos usos y propietarios. En 1887, la familia Hamilton, llegada desde Nueva Guinea, amplió la estructura añadiendo una planta más. Sin embargo, la construcción del Puerto de La Estaca en la costa opuesta provocó el abandono de la casa, que permaneció en ruinas hasta que Francisco Padrón Villarreal emprendió una restauración total, reconvirtiéndola en una residencia privada.
Durante los años 60, el edificio vivió una nueva transformación: se convirtió en la primera discoteca de El Hierro, luego en restaurante y, finalmente, en 1975, en un hotel de la mano del arquitecto José Luis Jiménez Saavedra, quien apostó por integrarlo completamente en el paisaje volcánico que lo rodea.
En 2018, la propiedad pasó a manos de David Nahmias y su esposa Paula, quienes se enamoraron del lugar tras visitarlo como turistas. Desde entonces, el matrimonio ha impulsado un modelo de gestión basado en la sostenibilidad, alineado con la filosofía de la isla.
Turismo con conciencia ambiental
El Hierro, declarada Reserva de la Biosfera y Geoparque por la UNESCO en 2000, se ha posicionado como referente en turismo sostenible. El hotel Punta Grande no fue la excepción: sin plásticos ni papel, botellas de vidrio reutilizables, aseos japoneses ecológicos y mobiliario construido con madera local reciclada, el alojamiento ofrece una estancia responsable y respetuosa con el medio ambiente.
Incluso el suministro de agua se gestiona de forma independiente gracias a un pozo propio, evitando la conexión a la red municipal. “Queríamos ofrecer algo que conectara al huésped con la naturaleza y con la historia del lugar”, comenta Nahmias.