Paraísos desconocidos
Esta es la playa mágica en la que caminas sobre el mar y está en Cantabria
Cuando baja la marea una lengua de arena conecta la playa con la isla de Castro
A veces a la naturaleza le da por hacer magia y es lo que ocurre en esta playa de Cantabria en la que parece que caminas sobre el mar. En Soto de la Marina existe una playa que cambia de forma según el vaivén de las mareas, conecta con una isla como por arte de magia y guarda en sus profundidades la historia de un naufragio del siglo XVII. ¿Puede haber plan más veraniego?
Cuando uno llega a la Playa de Covachos, en el municipio de Santa Cruz de Bezana, la sensación es de haber aterrizado en un rincón secreto del Cantábrico. De esos que no salen en las guías de viaje, pero que los locales susurran con orgullo. Lo que parece una pequeña cala recogida, rodeada de verdes acantilados y arena dorada, es en realidad un escenario de película que cambia completamente con el paso de las horas.
Durante la pleamar, el mar se adueña del paisaje y el azul lo inunda todo. Pero cuando la marea baja... ¡sorpresa! Aparece una estrecha lengua de arena que conecta la orilla con la Isla del Castro, un islote alargado, cubierto de vegetación, que parece sacado de un cuento de aventuras. Es entonces cuando los visitantes cruzan este tómbolo natural, como si caminaran sobre el agua, con el rumor del Cantábrico a cada lado y el horizonte abriéndose ante sus pies. Si no te sabes esta peculiaridad y te pilla mirando el horizonte desde la toalla es probable que pienses que es una alucinación efecto de un golpe de calor, pero es real.
La playa de Covachos guarda más secretos de los que aparenta. Este rincón en forma de concha ha sido testigo de historias marineras que se remontan siglos atrás. En el año 1641, un galeón inglés, atrapado en una tormenta, fue arrastrado sin remedio hasta estas costas. Buscaba refugio, pero el mar tenía otros planes. En los años 80, un equipo del Laboratorio de Investigaciones Arqueológicas Subacuáticas (LIAS) localizó en sus aguas los restos de aquel naufragio: cañones, anclas y proyectiles que hoy descansan como testigos mudos de una batalla perdida contra las olas.
Aunque la Isla del Castro se lleva el protagonismo en las fotos, hay más por descubrir. Los acantilados que protegen la playa esconden pequeñas cascadas y rincones donde el agua y la roca han esculpido formas caprichosas, casi mágicas. Covachos no tiene chiringuitos ni sombrillas, y ese es parte de su encanto: es naturaleza en estado puro, para los que prefieren lo salvaje a lo masificado. Y es el único sitio que conocemos en el mundo donde puedes sentir que caminas sobre el mar.
Pura magia, pura Cantabria.