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El palacio cántabro con alma peruana donde hasta la vajilla se vende y todo es pura fantasía

Si te encaprichas de algo de su espectacular decoración, pregunta, porque si lo pagas te lo puedes llevar a casa: los platos, los vasos, los manteles...

El palacio cántabro con alma peruana donde hasta la vajilla se vende y todo es pura fantasía
El palacio cántabro con alma peruana donde hasta la vajilla se vende y todo es pura fantasíaTripadvisor

No se limita a ser un restaurante de autor escondido entre verdes montañas cántabras. Es, ante todo, una experiencia de verano suspendida en el tiempo, donde el comensal podría dudar, por un instante, si ha reservado mesa en un restaurante o en un anticuario exquisito y en el que además, todo está a la venta. Si te encaprichas de algo de su espectacular decoración, pregunta, porque si lo pagas te lo puedes llevar a casa: los platos, los vasos, los manteles, los candelabros, los faisanes plateados que adornan las mesas, pasando por piezas únicas rescatadas de subastas europeas y restauradas con mimo y paciencia..... todo se vende en el Helguera Palacio Boutique Antique.

Este refugio de piedra, ubicado en Las Caldas de Besay, acoge entre sus muros no solo un hotel boutique, sino también Trastámara, su comedor de estética palaciega y alma cosmopolita. Allí, el menú se construye con base cántabra pero espíritu andino, en homenaje a las raíces peruanas del edificio, promovido en su día por el Conde de Santa Ana de las Torres, mano derecha del virrey del Perú.

Degustación con siete pases

El resultado es una carta que se adapta a las estaciones, con un verano que llega a la mesa a través de pescados frescos de la lonja santanderina, como el magano de guadañeta o la lubina salvaje, ceviches y ensaladas con hortalizas de huertas locales, como los pimientos de Isla. No falta un guiño ancestral: la causa limeña, el arroz de pato al estilo norteño o una salsa de ají panca sobre solomillo que introduce el calor del trópico entre las piedras frescas del norte peninsular.

El menú degustación, en siete pases, se convierte en una auténtica fantasía para los sentidos. Desde un tiradito con tinta de calamar hasta un rulo de langostino con gel de lima, la propuesta combina técnica, memoria y cercanía. Por su parte, las carnes de vaca tudanca completan una carta donde también brillan los platos fríos, como la sopa veraniega de puerro.

Pero lo que convierte a Trastámara en una excepción es su puesta en escena. Cada rincón parece sacado de una colección privada. Vajillas de porcelana de época, candelabros orientales, cristalerías Baccarat del siglo XVIII o retablos con pájaros exóticos conviven con la naturalidad de quien ha sido cuidadosamente seleccionado para darle alma a un lugar como este.

De la montaña al Pacífico sin despeinarse

Hoy, este palacio reconvertido en hotel cinco estrellas dispone de once habitaciones, un spa silencioso y una piscina que se asoma a los Valles Pasiegos. Todo en Helguera invita al descanso, pero también al asombro: la cocina viaja de la montaña al Pacífico sin despeinarse, el comedor se transforma en una galería de antigüedades vivas y el verano se instala allí donde el lujo es sin estridencias y el arte de vivir se saborea plato a plato.

Pocos lugares más exclusivos te vas a encontrar en el mundo que superen a este. Ve, come su maravilloso menú y si puedes, llévate una pieza de recuerdo para tu casa. !!Pura fantasía!!