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¿Cómo se llamaba antes Cuenca? El curioso nombre que nadie conoce

Sabemos que el lenguaje evoluciona, lentamente, a medida que pasa el tiempo, pero lo que nunca esperamos es que varíen los nombres propios de figuras, ciudades o monumentos. La historia, sin embargo, nos ha demostrado que no hay nada inmutable, y que lo que hoy se llama de una forma, en unos siglos puede tomar una denominación completamente distinta.
La política ejerce un fuerte peso sobre la manera en la que nos relacionamos con el lenguaje. Como ejemplo reciente, tenemos la invasión rusa sobre Ucrania, donde se están tratando de imponer los nombres rusos sobre territorios ocupados. Es por ello por lo que insisten tanto algunas comunidades internacional en llamarlo ‘Járkiv’ (ucraniano) y no ‘Járkov’ (ruso).
Por la Península Ibérica han pasado todo tipo de civilizaciones, pueblos e imperios en el curso de la historia, siendo uno de los territorios más cotizados por su paisaje y su valor estratégico. Aquí estuvieron: celtas, íberos, fenicios, griegos, romanos, visigodos, árabes, judíos cristianos… Todos ellos han dejado huellas aún hoy presentes en la cultura de España.
Toda esta mezcolanza y diversidad ha dado lugar a variaciones en el lenguaje y en la forma en la que se refieren muchos pueblos y regiones, llegando algunas incluso a cambiar de nombre de la noche a la mañana. Lo que es seguro es que casi ningún lugar mantiene el mismo distintivo que hace siglos.
Castilla-La Mancha no iba a ser una excepción a este respecto, pues ha sido una región con plazas muy deseadas por las principales civilizaciones que pasaron por la Península. Ha llegado incluso a poseer ciudades que constituyeron la capital de varios reinos e imperios. Actualmente se pueden ver todavía restos de aquellos pueblos que hicieron de este territorio su hogar en algún momento de la historia.
Un ejemplo muy significativo se puede ver en Molina de Aragón (Guadalajara), que cuenta con un yacimiento conocido como ‘El Prao de los Judíos’. Este emplazamiento fue variando de nombre, organización y arquitectura a medida que se fueron sucediendo las distintas fases de la Reconquista cristiana de la Península Ibérica.
Aun con todo, uno de los casos más representativos lo encontramos en Cuenca, la ciudad capital de la provincia homónima. Según los últimos datos de 2023 del INE (Instituto Nacional de Estadística), la ciudad de Cuenca cuanta con una población de más de 53.500 personas, lo que supone la cuarta parte de toda la provincia.
Existe una importante división entre los expertos sobre de dónde viene realmente el nombre de ‘Cuenca’ como la conocemos hoy día. Por el momento, no se conoce ningún registro documental de la ciudad antes del siglo IX, y fue por parte de los árabes que conquistaron la Península Ibérica.
Sin embargo, el nombre que le daban los árabes era ‘Qunka’ (قونكة), una palabra que posee una morfología imposible en su idioma, por lo que se cree que tuvieron que tomar el término de otra lengua y adaptarlo a la suya. En un principio, de hecho, ni siquiera bautizaron así al asentamiento, sino tan solo a la fortaleza o alcazaba, que se encontraba donde hoy están los restos del antiguo castillo.
Hay otras teorías que no han podido ser demostradas y afirman que el nombre de ‘Cuenca’ deriva del apodo que le pusieron los romanos en su estancia en la Península Ibérica. Así, este pueblo guerrero se refería a ella como ‘Conca’ (concha) haciendo uso de la metonimia (designar algo con el nombre de otra cosa tomando el efecto por la causa o viceversa) debido a su forma de ‘concha invertida’ o ‘valle profundo’.
Cuenca no constituyó una ciudad en sí hasta que a mediados del siglo XIII, cuando en1257 Alfonso X (‘el Sabio’) le otorgó el título. Hoy en día es un municipio con una economía centrada en la agricultura, las actividades forestales y, sobre todo, el turismo.
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