Valladolid

El cocodrilo que pone a Valladolid y Simancas en el mapa del mundo

Sigue la búsqueda de este reptil en aguas del Pisuerga y el Duero, cuyo dispositivo la Guardia Civil abandonará hoy si no encuentran algún rastro

Búsqueda de un cocodrilo en la confluencia de los ríos Duero y Pisuerga
El Seprona ha llevado a cabo la investigaciónPhotogenic/M.A SantosEuropa Press

Cuarto día de búsqueda del cocodrilo del Nilo en Pesqueruela, la zona de la localidad vallisoletana de Simancas, en el alfoz de la capital, en la que el Pisuerga se une al río Duero. Y de momento, infructuosa, pese a que el dispositivo desplegado, entre rastreadores, el Seprona de la Guardia Civil, policía local e incluso el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) del Instituto Armado, sigue trabajando sobre el terreno buscando pistas y nuevas señales de vida de este reptil que mantiene en jaque a los vecinos de este municipio y de otros cercanos regados por el gran río que nos une con Portugal como Tordesillas o San Miguel del Pino.

Una historia que comenzaba el pasado viernes cuando un grupo de jóvenes aseguraba haber visto un cocodrilo en la zona y daban aviso a las autoridades, algo que confirmaba el sábado un policía local de Simancas, que está convencido de que lo que vio en el agua era un cocodrilo. Fue entonces cuando arrancaba un dispositivo de búsqueda sin precedentes en esta zona, con bandos municipales incluido avisando a la población de la posible presencia de este reptil acordonando la zona en un radio de cinco kilómetros, que hoy se ha ampliado a seis, para evitar que nadie se pueda acercar a la orilla, y con trampas y carnaza distribuidas por este perímetro para hacer salir al animal de su escondite.

Ese sábado un biólogo aseguraba haber encontrado huellas del cocodrilo que podrían pertenecer a una especie típica del Nilo (Crocodylus niloticus), y una de las cuatro especies de cocodrilos que habitan en África y la más grande en tamaño en el mundo, puesto que puede alcanzar los seis metros de largo y pesar hasta 730 kilos, aunque lo normal es que ronden los cinco metros y los 225 kilogramos. Además, se encontraban unos restos de un pez que podría haber sido devorado por este animal, maleza aplastada que podría haber sido causada por este reptil e incluso un posible escondrijo, alimentando aún más el interés y la expectación.

El lunes se incorporaban a la búsqueda un grupo de rastreadores, con Fernando Gómez, jefe del Servicio de Rastreo Forestal de la Asociación Chelonia, a la cabeza, que daba una nueva vuelta de tuerca a este asunto, al asegurar tras unas horas de búsqueda que no habían visto indicios de ningún tipo que revelen la presencia del cocodrilo en la zona, que los restos del pez devorados se correspondían con la depredación de una nutria y que las huellas encontradas por el biólogo no se puede decir a qué especie animal pertenecen.

Todo el gozo en un pozo, como se suele decir por estos lares.

Este martes se ha reanudado la búsqueda, aunque de momento sin éxito, ya que el rastreador, pese a la ausencia de marcas o vestigios, tampoco descartaba que el cocodrilo pudiera estar en la zona.

Si bien, la busca parece que tiene las horas contadas, ya que el delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, apuntaba esta mañana que si la Guardia Civil no encuentra hoy algún indicio que asegure la presencia del reptil en la zona u otra novedad abandonará el dispositivo.

En cualquier caso, y pase lo que pase finalmente con este asunto, Izquierdo bromeaba con que al menos el cocodrilo del Nilo ha puesto por unos días a Valladolid y Simancas en el mapa del mundo.