Economía circular
¿Qué se hace con el aceite usado tras recogerlo y tratarlo?
Pese a la crisis energética, el pasado año se recicló el cien por cien de este residuo peligroso en Castilla y León
A pesar de la crisis provocada por el aumento de los precios de la energía, y de su impacto en los costes de gestión del aceite industrial usado, el pasado año se recogió el cien por cien de este residuo peligroso en Castilla y León.
Durante 2021, a través de la red de gestores que trabajan en el marco del Sistema Integrado de Gestión de Aceites Usados (SIGAUS), se atendieron cerca de 5.000 establecimientos generadores de aceites usados distribuidos por 1.012 municipios castellanoleoneses, en los que se recuperaron 12.263 toneladas, siendo el 46% talleres mecánicos de sectores tan diversos como la automoción, la industria, el transporte, el comercio o la construcción.
Más de la mitad de estos puntos productores de aceite usado (un 56%) generaron menos de una tonelada de residuo, acumulando entre ellos apenas un 11% del total del aceite usado generado. En total, para recoger todo el aceite usado fue necesario efectuar 9.933 operaciones de recogida entre 1.012 municipios castellanoleoneses.
Una vez terminada su vida útil, el aceite industrial se convierte en un residuo muy contaminante debido a la presencia de metales pesados y otras sustancias tóxicas, que puede afectar negativamente a nuestro entorno y a la salud de las personas si no se trata adecuadamente.
Por ello, es fundamental contar con un sistema logístico y financiero que permita recoger este residuo allí donde se produce, aunque sea en zonas alejadas o de difícil acceso.
El coste logístico de recuperar el residuo en este tipo de zonas es muy elevado, ya que implica largos desplazamientos poco rentables, más aún en estos momentos en el que la crisis energética ha elevado tanto el precio de los combustibles, por lo que la financiación de la recogida del residuo resulta fundamental como servicio ambiental, pero también económico y social en estas zonas poco pobladas y alejadas de los grandes núcleos urbanos que, sin embargo, suelen contar con grandes valores naturales.
Espacios protegidos
Además, en 2021 se atendieron 234 establecimientos generadores de este residuo situados en el entorno de 26 espacios protegidos castellanoleoneses, entre los que se encuentran parques nacionales, parques naturales, reservas de la biosfera o reservas naturales. En estos enclaves se recogieron en total 340 toneladas de aceite usado. Como ejemplo, en el Parque Natural de la Montaña Palentina se recogieron 22 toneladas que se elevaron a 74 en la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia.
En el mismo sentido también fue destacable la recogida del aceite usado en el entorno de recursos hídricos, como ríos, embalses o lagos, ya que se trata de un residuo especialmente dañino para los medios acuáticos ya que, si se vierte en el agua, crea una capa que impide el traspaso de oxígeno, imposibilitando la vida para la fauna y flora. En estos entornos se recogieron 375 toneladas de residuo en 180 puntos productores. Como ejemplo, se recuperaron 12 toneladas en instalaciones próximas a embalses o lagos, como el Embalse de Ruesga o el de Barrios de Luna.
Tras su recogida y tratamiento, el aceite usado se devuelve al mercado como nuevos lubricantes o combustible, haciendo posible evitar la emisión de más de 5.600 toneladas de CO2 y ahorrar 77 GWh de energía, en un modelo claro de Economía Circular.
¿Cómo es el proceso?
El aceite usado se traslada centros de transferencia para su análisis y eliminación de posibles impropios, proceso que una vez completado resultó en una cantidad neta de aceites usados de 8.995 toneladas.
De esta cantidad, dos terceras partes del residuo, 5.819 toneladas, fueron destinadas a regeneración. Se trata de un tratamiento que permite obtener nuevas bases lubricantes del aceite usado y que es el que prioriza la actual normativa. Gracias al residuo regenerado en Castilla y León durante el pasado año fue posible producir más de 3.600 toneladas de nuevos lubricantes y ahorrar más de 1,7 millones de barriles de petróleo, en comparación a si esos lubricantes se hubiesen producido a partir del refino del crudo. Además, el aceite usado regenerado también permitió evitar la emisión de cerca de 4.000 toneladas de CO2 a la atmósfera, y el gasto de 74 GWh lo que supuso otro claro beneficio para nuestro entorno.
El resto del aceite usado no regenerado fue valorizado energéticamente mediante otro tratamiento que permite transformar el residuo en un combustible de uso industrial que suele usarse en hornos de cementeras, papeleras o en centrales térmicas de generación eléctrica, minimizando así el uso del fuel óleo o de otros combustibles provenientes del petróleo. Este tratamiento también reportó diversos beneficios a nuestro entorno, ya que gracias al aceite usado valorizado energéticamente en Castilla y León (3.176 toneladas) fue posible evitar la emisión de 1.740 toneladas de CO2 a la atmósfera y ahorrar 3 GWh de energía.
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